Cada parto es el resultado de factores tan dispares como la posición del bebé en el útero materno o el tamaño de la pelvis. Pero aunque no puedas saber cómo será tu alumbramiento, si que puedes facilitar su correcta evolución. ¿Cómo? Con una adecuada preparación al parto y un estado mental libre de miedos.
Cuando una embarazada piensa en su futuro parto, su primera preocupación es, sin duda, que el bebe nazca sano. La segunda ya depende del carácter de la mujer, de su condición física y psicológica, de su experiencia -o no- en otros nacimientos. Lo que es cierto es que, en muchos casos -sobre todo, en las primerizas-, otro de los principales puntos de inquietud es como se va a desarrollas el parto: si va ser largo, si dolerá, si se va necesitar cesárea…..
La evolución del parto depende de que se conjuguen dos factores, la dilatación del cuello de útero de la embarazada y el descenso de la cabeza del feto. Por supuesto, en estos mecanismos influyen otros como psicológicos como físicos. Y es que, no podemos olvidar, que el estado emocional de la madre puede modificar, en cierta medida, para bien o para mal, el desarrollo del parto.
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