Existen determinadas pruebas para detectar las complicaciones en el embarazo que los médicos emplean para asegurarse del desarrollo normal en el feto.
La cardiotocografía es una prueba que consiste en medir los latidos cardiacos del bebé. Se coloca un monitor fetal electrónico sobre el abdomen de la gestante, y mientras éste se mantenga en movimiento su ritmo cardiaco puede aumentar hasta 20 latidos sobre lo normal. La prueba es indolora y no produce ninguna reacción en la mujer.
En cuanto al ultrasonido, se practica varias veces durante el embarazo para conocer si el tamaño del feto es el adecuado según el tiempo de gestación. Si el médico considera que el bebé tendrá sobrepeso (5kg o más) lo más probable es que se te practique una cesárea.
El perfil biofísico te permite conocer tanto el ritmo cardiaco del bebé como su evolución corporal. Une la cardiotocografía y el ultrasonido.
Finalmente el examen que la propia gestante puede realizar diariamente es contar la cantidad de patadas que el bebé realiza durante el día.