El miedo irracional a las inyecciones y las agujas, es uno de los temas más comunes en una sociedad cotidiana, pues en un número significativo de personas, tienen grabado en su subconsciente esta especie de fobia. La misma de acuerdo al criterio de varios expertos, coinciden en esa mala manera de mantener el control sobre los niños a temprana edad con una cierta amenaza o especie de terrorismo infantil, cuando por alguna causa estos infantes han tenido, que ser inyectados y que, en esa colocación intramuscular, han provocado pánico o cierto dolor, bien sea por el líquido en su penetración. No obstante, muchos padres han hecho de este procedimiento clínico, un amala manera de asustar a ese niño, lo cual queda imprimado en el subconsciente como lo mencionamos, de esos niños, que luego de adultos, el pánico soslaya más allá de lo que sus síntomas habitualmente no revisten gravedad, pero esta fobia puede llegar a poner en peligro la salud de quienes la sufren al evitar tripanofobia, puede en ese pánico irracional, tener ataques de parálisis momentánea, desmayos e inclusos casos de perdida de estimulación neuromotoras. En consecuencia, es bueno evitar, ese mal uso de lo que es un proceso de tratamiento inmediato para la salud y de no utilizarlos como herramienta de sugestión e inducción al pánico, que por supuesto en un tiempo no lejano será una más de las múltiples fobias.