Durante el embarazo es habitual que el flujo vaginal vaya cambiando de color, ya que el cuerpo de la mujer lo emplea como sistema de defensa para poder proteger al feto. El cambio más común es que sea más abundante, pero en ocasiones puede haber cambios de textura, olor y color, dando lugar a un flujo amarillo o a un flujo marrón. Este color del flujo se debe a que contiene algún resto de sangre que impregna y se mezcla con el flujo.

Este sangrado marrón puede aparecer en diversos momentos del embarazo, abarcando desde los primeros días o semanas, hasta el último trimestre, pasando por el primero o el segundo. No obstante, su aparición suele disminuir un 10% en el tercer trimestre del embarazo, mientras que en el primer trimestre puede llegar a manifestarse hasta en la tercera parte de las embarazadas.

La presencia o ausencia del flujo marrón, la cantidad o el momento de aparición, así como si va acompañado de dolor o no, dependerá de las causas de este sangrado marrón. Por eso, es una de las molestias que debemos consultar al médico inmediatamente y mantenerle informado en todo momento.