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Los bebés, y los niños más mayores, son seres activos por naturaleza. No ocurre solo con la especie humana, todos los mamíferos tienen ese instinto de ir descubriendo el mundo que les rodea.

En el caso de los bebés, esto lo consiguen a través de sus propios movimientos: girarse, tocar, reptar, desplazarse, cambiar de postura, gatear... y con el paso del tiempo, caminar. Es un proceso de aprendizaje continuo que hay que ir promoviendo, y una de estas fórmulas es hacerlo mediante alfombras infantiles.

Hasta los tres primeros años de vida, los pequeños viven una etapa denominada sensoriomotora, en la que se construye la inteligencia a partir del movimiento y el desarrollo sensorial. Con el fin de potenciar esta inteligencia, es importante que los bebés jueguen, experimenten y vayan avanzando en sus objetivos jugando en el suelo, para ir mejorando su sentido espacial.

¿Cómo fomentar ese crecimiento con alfombras infantiles?

Una práctica interesante es colocar en la habitación de juegos, su propia habitación o el salón alfombras infantiles, pues además de ser elementos decorativos que aportan mucha calidez al resto de la vivienda, permiten que el pequeño pase rato en ellas sin riesgo a sufrir ningún tipo de accidente.

Las alfombras lavables infantiles brindan a los más pequeños una superficie cómoda, higiénica y confortable en la que tumbarse y sentirse cómodos. Podemos encontrar diferentes modelos de alfombras para bebé en la web regalarhogar, un completo site con una gran variedad de productos de puericultura.

Cuando el bebé juegue con este accesorio o sobre él, hay que dejarlo colocado boca arriba. Entre los tres y los seis primeros meses de vida intentará voltear, pero no lo conseguirá del todo, girando de un lado a otro. Con el paso del tiempo y el ensayo-error, girará por completo y así cambiará su perspectiva, su manera de ver las cosas y de enfrentarse al espacio que le rodea.

Cuando los pequeños dominan el volteo y los giros, las manos se liberan, pueden llegar a cosas que se encuentran más alejadas y meterlas en la boca. La clave está en que los bebés vayan poco a poco conociendo el mundo que les rodea a través de movimientos cada vez más ágiles y más complejos.

El siguiente paso al volteo es el reptado y, posteriormente, el gateo. Entre ambos están la capacidad de rodar, arrastrarse, manipular objetos... En pocos meses los pequeños van desarrollando musculatura que será imprescindible para el gran salto, comenzar a caminar, que por norma general suele ocurrir entre los 10 primeros meses y el año de vida.

Los bebés son seres activos que van paso a paso construyendo su propia historia, su personalidad y su capacidad para lograr objetivos. Cada pequeño necesita su tiempo y es importante no presionarlos pero vigilar su evolución. Este consejo es fundamental especialmente para padres primerizos, que por falta de práctica suelen ser más insistentes con el cuidado de sus pequeños.

Los adultos, y especialmente los padres, no pueden crecer por sus pequeños, pero sí facilitarles el camino. Para ello, deben respetar su tiempo y sus necesidades. No es más listo ni más capaz el bebé que alcanza antes el desarrollo correcto, sino que la clave es que el proceso sea el adecuado, aunque se destine más tiempo para ello.

¿Por qué alfombras infantiles y otros accesorios similares?

Además de los aspectos decorativos y los positivos para el desarrollo del bebé, estos elementos son muy adecuados por su funcionalidad. Por norma general, los juegos de los niños pequeños se realizan sentados.

Una alfombra infantil permite que el pequeño esté sobre el suelo sin coger frío y sin ensuciarse tanto. La gran variedad de colores, tamaños, formatos y materiales hace que los pequeños se animen a jugar y sientan este lugar como propio. Para ellos, una alfombra es como un universo de diversión en el que pasar horas.

En la actualidad existe una enorme diversidad de motivos y colores, lo que hace más sencillo elegir modelos que se adapten al estilo decorativo de la vivienda. Un último aspecto interesante de estos accesorios es que disminuyen de manera significativa el ruido al caminar, desplazarse, rodar e incluso saltar, y además, absorben los sonidos derivados de actividades más ruidosas, como juegos y actividades infantiles.