En el cuarto mes de su embarazo, Kimberly Robinson supo que algo iba mal con su hijo. Los médicos le informaron de que el feto tenía una protuberancia en el paladar de la boca. Ahora, días después de haber dado a luz, expertos de un hospital de Miami han operado con éxito al recién nacido de lo que parecía ser un tumor del tamaño de una pelota de béisbol que cubría su cara y cabeza. Lo sorprendente es que el presunto tumor ha resultado ser el embrión de un hermano gemelo que no llegó a desarrollarse y se quedó implantado en el cuerpo del bebé.

El niño, Jordan Jamal Smith, ha sido sometido a cirugía nueve días después de nacer en el University of Miami Jackson Memorial Medical Center, por el doctor Ramzi Younis, especializado en otorrinolaringología. Este tipo de casos son extremadamente raros y ocurren en uno entre 100.000 nacimientos, pero muchos de los bebés no sobreviven durante el parto, de acuerdo con los datos médicos.

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