La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual y suele acompañarse de la clamidia, otra ETS,  debido a su dificultad para diagnosticarla a tiempo, ya que puede cursar de manera asintomática. Al igual que otras enfermedades de estas características, representa un riesgo para la madre y para el futuro bebé. En este artículo, repasamos los principales de la gonorrea en la salud del bebé.

¿Cómo se comporta la gonorrea en el embarazo?

Durante el embarazo nos enfrentamos a una situación particular: al no llegar a manifestar un cuadro característico de esta enfermedad, puede llevar a no tratarla de manera eficiente en el caso de las mujeres y pasa inadvertida en el 80% de los casos. Un caso contrario ocurre en el sexo masculino, donde tan solo el 15% de los hombres permanece asintomáticos.

Las gestantes infectadas pueden presentar varias complicaciones que afectan la gestación. De hecho, existe una alta tasa de abortos en los casos de mujeres embarazadas que sufren gonorrea. Además, la infección del saco y del líquido amniótico, unido al riesgo de la ruptura prematura de membranas, puede desencadenar un trabajo de parto pretérmino, lo que pondría en riesgo la vida del bebé dependiendo del grado de maduración que posea.

¿Cómo se puede infectar mi bebé de gonorrea?

Un bebé puede infectarse de gonorrea por dos vías, la primera y la más frecuente es al pasar por el canal del parto, cuando existe una infección activa, el niño puede contagiarse, llegando a desarrollar una serie de complicaciones que serán detalladas más adelante.

Otra probabilidad de contagio menos frecuente y casi excepcional, es la que ocurre dentro del vientre materno. Cuando ocurre la ruptura prematura de membranas, la infección puede ascender e infectar los ojos del bebé no nato.

Debido a la severidad de los síntomas, se recomienda a las madres acudir al médico tratante en caso de alguna sospecha de infección vaginal, ya que en algunos casos esta suele pasar inadvertida y confundirse con otras infecciones. Tras el diagnóstico de la enfermedad, tanto la madre como el padre deben ser tratados con antibióticos.

Efectos de la gonorrea en el bebé

El bebé puede contagiarse de gonorrea, al momento del parto. La infección puede afectar los ojos del recién nacido, y es la razón fundamental por la que existe profilaxis antibiótica ya sea con gotas o cremas en muchos países. La afectación articular también es posible. Esta enfermedad puede producir una infección sanguínea generalizada y llegar causar una meningitis.

Conjuntivitis neonatal

La conjuntivitis neonatal es la principal consecuencia de la gonorrea en el bebé. Puede llegar a producir ceguera en los recién nacidos. Así, los programas de salud pública a nivel mundial incluyen la profilaxis ocular como medio de prevención.

La Neisseria gonorrhoeae, bacteria responsable de la gonorrea, tras un periodo de 2 a 5 días, después del parto, salvo algunas excepciones donde ha ocurrido la ruptura prematura de membranas, comienza a aparecer y produce los síntomas de la conjuntivitis neonatal.

La conjuntiva comienza a inflarse y puede llegar a secretarse pus. Si el recién nacido no es tratado a tiempo, comienza a presentar lesiones graves en la córnea, que gradualmente terminan por arrebatarle la vista de por vida.

Otros efectos de la gonorrea en el bebé

Se han llegado a describir una serie de enfermedades graves que pueden llegar a presentarse en los recién nacidos infectados por gonorrea. La artritis séptica, neumonía y la meningitis, son infecciones sumamente graves que ponen la vida del bebé en riesgo.

Si se conoce que la madre posee esta enfermedad, o es un caso sospechoso, sin comprobar, el bebé tiene que recibir inmediatamente tratamiento antibiótico. Se suele empelar medicamentos de la familia de las cefalosporinas como medida terapéutica y profiláctica.