La hepatitis B al ser contagiada de madre a hijo tiene consecuencias adversas en la salud del bebé. El virus se transmite mientras permanece en el vientre materno, a través de secreciones vaginales al momento del parto,  y en el contacto físico tan cercano como prolongado durante sus primeros años de vida.

Como sucede con muchas mujeres infectadas con el virus HBV, ciertos bebés al nacer tampoco manifestarán los síntomas de la enfermedad. Posiblemente al llegar a la adolescencia logres advertir algunos den sus efectos, entre ellos: las náuseas, piel amarillenta (ictericia), cansancio, inapetencia.

El daño causado por la no prevención de la hepatitis B perjudica a los pequeños de madres infectadas; el hígado se empieza a inflamar con el paso del tiempo lo que significa la presencia enfermedades como la cirrosis (degeneración del hígado) o cáncer en este mismo órgano.