La fiebre en el embarazo suele darse en los primeros días, como síntoma del embarazo, aunque algunas mujeres embarazadas pueden tener unas décimas de fiebre a lo largo de la gestación. Más que una molestia, el aumento de la temperatura corporal es un mecanismo de defensa del organismo, el cual se pone en marcha para combatir los virus y las bacterias.

La fiebre alta en el embarazo (más de 39 grados) no afecta el desarrollo del bebé, pero conviene estar alerta ante la aparición de otros síntomas, como vómitos, diarrea, hemorragia vaginal o dolor de cabeza intenso. En ese caso, deberás acudir inmediatamente al médico para descartar que se trata de una infección o una complicación del embarazo grave.