El hecho sucedió en Minnesota (EE.UU) cuando una mujer llamada Amanda McBride decidió manejar hasta el trabajo de su esposo, en vista que comenzaba a sentirse mal y necesitaba ser atendida en un hospital.
Lo curioso del asunto es que su esposo nunca tomó el volante porque tenía antecedentes de convulsiones y sería un tanto arriesgado que condujera. Así fue como Amanda se las ingenió para manejar con algo de malestar producto de las contracciones.
Al cabo de unos minutos la fuente se rompió y vio como se deslizaba su pequeña de tan solo cuatro kilos. Cuando llegaron al hospital, para sorpresa de los médicos notaron que la bebé y madre estaban ubicadas en el asiento del conductor.
El hecho sucedió en Minnesota (EE.UU) cuando una mujer llamada Amanda McBride decidió manejar hasta el trabajo de su esposo, en vista que comenzaba a sentirse mal y necesitaba ser atendida en un hospital.
Lo curioso del asunto es que su esposo nunca tomó el volante porque tenía antecedentes de convulsiones y sería un tanto arriesgado que condujera. Así fue como Amanda se las ingenió para manejar con algo de malestar producto de las contracciones.
Al cabo de unos minutos la fuente se rompió y vio como se deslizaba su pequeña de tan solo cuatro kilos. Cuando llegaron al hospital, para sorpresa de los médicos notaron que la bebé y madre estaban ubicadas en el asiento del conductor.
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