Tienes que saber que el síndrome de alcoholismo fetal no tiene cura; sin embargo los niños que nacen con esta enfermedad pueden ser ayudados con algunos tratamientos para que tengan una mejor condición de vida. El síndrome de alcoholismo fetal es quizá poco conocido, pero ocurre en mujeres que toman alcohol con frecuencia durante el embarazo. Los efectos son de todo tipo y pueden tener varios niveles de gravedad. Por eso el tratamiento del síndrome de alcoholismo fetal es tan complejo.
Lo mejor es que la mujer sea sincera con el médico y le indique que ha estado ingiriendo alcohol. Esto ayuda a hacer un diagnóstico y control adecuado, ya que el daño causado al feto por el alcohol es irreversible. Además, el profesional médico le ayudará a detectar los síntomas propios del alcoholismo fetal.
Una vez que nacen, estos niños suelen tener problemas auditivos y visuales además de problemas cardíacos graves, incluso orificios en el corazón, problemas de coordinación motora y discapacidad intelectual.
A nivel de comportamiento, puede presentarse problemas de atención, hiperactividad y aprendizaje, problemas para controlar sus impulsos, depresión, ansiedad, problemas para socializar y adaptarse a nuevos entornos, etc.
Por lo general, estos síntomas se mantienen y van aumentando su gravedad con el paso de los años. El tratamiento integral desde los primeros años de vida busca paliar todas las consecuencias y que el niño pueda llevar una vida lo más normal posible.
Con las terapias, fármacos, prótesis y ayuda psicológica no se logra revertir los defectos congénitos y del desarrollo.
Pese a que hay ciertos medicamentos que han sido indicados por el Food and Drug Administration en Estados Unidos para tratar este problema en los bebés, aun no hay un tratamiento fijo que garantice que el daño causado por el alcohol pueda revertirse.
Se suelen indicar en estos niños combinaciones de medicamentos de acción central para mejorar algunos trastornos. Tal es el caso de los anticonvulsivantes, ansiolíticos, antidepresivos, entre otros.
El tratamiento farmacológico varía según el caso y gravedad de los síntomas. Un grupo extenso de médicos trabajarán en conjunto para establecer la mejor terapéutica.
Los primeros servicios médicos que tratarán con el niño son el de otorrinolaringología y el de oftalmología. Son estos especialistas los que van a determinar si va a requerir de prótesis auditivas o de algún tipo de lentes o cirugía oftalmológica. Estas cosas van a ofrecer una mejor calidad de vida al niño y ayudarán en su desarrollo.
Otro especialista fijo es el fisioterapeuta. A partir de año de edad o quizás un poco después, que es cuando tu pequeño debería caminar, tendrás que llevarlo a terapia. Estos profesionales te guiarán a ti y a tu hijo en una serie de ejercicios que mejorarán su motricidad gruesa. Así, quienes no tengan defectos motores severos podrán aprender a movilizarse solos.
Lo importante es que el niño reciba un seguimiento desde sus primeros meses de vida. Algunos de los tratamientos que suelen implementarse son:
No olvides conseguir un psicólogo para ti y para tu pareja o cualquier otro miembro de la familia que lo necesite. Cuidar de un niño con problemas de este tipo puede ser difícil y vosotros (sus cuidadores) podrían requerir de ayuda psicológica también.
Tienes que saber que el síndrome de alcoholismo fetal no tiene cura; sin embargo los niños que nacen con esta enfermedad pueden ser ayudados con algunos tratamientos para que tengan una mejor condición de vida. El síndrome de alcoholismo fetal es quizá poco conocido, pero ocurre en mujeres que toman alcohol con frecuencia durante el embarazo. Los efectos son de todo tipo y pueden tener varios niveles de gravedad. Por eso el tratamiento del síndrome de alcoholismo fetal es tan complejo.
Lo mejor es que la mujer sea sincera con el médico y le indique que ha estado ingiriendo alcohol. Esto ayuda a hacer un diagnóstico y control adecuado, ya que el daño causado al feto por el alcohol es irreversible. Además, el profesional médico le ayudará a detectar los síntomas propios del alcoholismo fetal.
Una vez que nacen, estos niños suelen tener problemas auditivos y visuales además de problemas cardíacos graves, incluso orificios en el corazón, problemas de coordinación motora y discapacidad intelectual.
A nivel de comportamiento, puede presentarse problemas de atención, hiperactividad y aprendizaje, problemas para controlar sus impulsos, depresión, ansiedad, problemas para socializar y adaptarse a nuevos entornos, etc.
Por lo general, estos síntomas se mantienen y van aumentando su gravedad con el paso de los años. El tratamiento integral desde los primeros años de vida busca paliar todas las consecuencias y que el niño pueda llevar una vida lo más normal posible.
Con las terapias, fármacos, prótesis y ayuda psicológica no se logra revertir los defectos congénitos y del desarrollo.
Pese a que hay ciertos medicamentos que han sido indicados por el Food and Drug Administration en Estados Unidos para tratar este problema en los bebés, aun no hay un tratamiento fijo que garantice que el daño causado por el alcohol pueda revertirse.
Se suelen indicar en estos niños combinaciones de medicamentos de acción central para mejorar algunos trastornos. Tal es el caso de los anticonvulsivantes, ansiolíticos, antidepresivos, entre otros.
El tratamiento farmacológico varía según el caso y gravedad de los síntomas. Un grupo extenso de médicos trabajarán en conjunto para establecer la mejor terapéutica.
Los primeros servicios médicos que tratarán con el niño son el de otorrinolaringología y el de oftalmología. Son estos especialistas los que van a determinar si va a requerir de prótesis auditivas o de algún tipo de lentes o cirugía oftalmológica. Estas cosas van a ofrecer una mejor calidad de vida al niño y ayudarán en su desarrollo.
Otro especialista fijo es el fisioterapeuta. A partir de año de edad o quizás un poco después, que es cuando tu pequeño debería caminar, tendrás que llevarlo a terapia. Estos profesionales te guiarán a ti y a tu hijo en una serie de ejercicios que mejorarán su motricidad gruesa. Así, quienes no tengan defectos motores severos podrán aprender a movilizarse solos.
Lo importante es que el niño reciba un seguimiento desde sus primeros meses de vida. Algunos de los tratamientos que suelen implementarse son:
No olvides conseguir un psicólogo para ti y para tu pareja o cualquier otro miembro de la familia que lo necesite. Cuidar de un niño con problemas de este tipo puede ser difícil y vosotros (sus cuidadores) podrían requerir de ayuda psicológica también.
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