El parto consta de 3 etapas: la dilatación, el expulsivo y el alumbramiento. La dilatación es el periodo que se da desde las primeras contracciones de la embarazada hasta la dilatación completa del cuello del útero. Por otro lado, tras la dilatación, tiene lugar el expulsivo, que comprende desde que el cuello uterino se encuentra totalmente dilatado hasta que el bebé sale por completo. Así, hoy vamos a hablar de la última etapa, el alumbramiento, en la que nos centramos a continuación.
Al finalizar el embarazo, se comienza el trabajo de parto, el alumbramiento es ese periodo entre la salida del feto y la expulsión completa de la placenta y de los restos del parto. Tras la salida del feto de nuestro cuerpo, tienen lugar unas contracciones mucho menos dolorosas que las que se dan durante el parto en sí y que sirven para expulsar los restos de la placenta, del cordón y de las membranas.
Este proceso de expulsión de la placenta y de los restos puede durar desde minutos hasta una hora completa, pero no es casi nada doloroso, ya que estas contracciones tienen lugar ya en reposo. Se trata de expulsar lo que nuestro organismo ya no necesita, ya que si algo permanece en nuestro interior puede dar lugar a infecciones y complicaciones muy serias, por eso esta etapa del parto es muy importante.
Así, tras la expulsión de todos los productos sobrantes del parto, tendrá lugar por parte de la matrona la sutura de los posibles desgarros producidos por el parto. Por último, se comprobará que el útero se ha contraído como es debido y se desinfectará la zona genital de la mujer. Asegurando así que todo está en orden y que no hay ningún tipo de complicación.
Al hablar de tipos de alumbramientos, hablamos de dos en concreto:
Son muy diversas las opiniones entre estos dos tipos de alumbramientos. Pero tanto el alumbramiento dirigido como el alumbramiento espontáneo son aceptables. La elección entre un tipo u otro, normalmente, suele depender de si la embarazada está en contra o no del uso de medicamentos de forma general. Ya que, si suele estar en contra de forma diaria en su propio organismo, no optará por ello tampoco en ninguna etapa del parto; y es totalmente lícito.
El parto consta de 3 etapas: la dilatación, el expulsivo y el alumbramiento. La dilatación es el periodo que se da desde las primeras contracciones de la embarazada hasta la dilatación completa del cuello del útero. Por otro lado, tras la dilatación, tiene lugar el expulsivo, que comprende desde que el cuello uterino se encuentra totalmente dilatado hasta que el bebé sale por completo. Así, hoy vamos a hablar de la última etapa, el alumbramiento, en la que nos centramos a continuación.
Al finalizar el embarazo, se comienza el trabajo de parto, el alumbramiento es ese periodo entre la salida del feto y la expulsión completa de la placenta y de los restos del parto. Tras la salida del feto de nuestro cuerpo, tienen lugar unas contracciones mucho menos dolorosas que las que se dan durante el parto en sí y que sirven para expulsar los restos de la placenta, del cordón y de las membranas.
Este proceso de expulsión de la placenta y de los restos puede durar desde minutos hasta una hora completa, pero no es casi nada doloroso, ya que estas contracciones tienen lugar ya en reposo. Se trata de expulsar lo que nuestro organismo ya no necesita, ya que si algo permanece en nuestro interior puede dar lugar a infecciones y complicaciones muy serias, por eso esta etapa del parto es muy importante.
Así, tras la expulsión de todos los productos sobrantes del parto, tendrá lugar por parte de la matrona la sutura de los posibles desgarros producidos por el parto. Por último, se comprobará que el útero se ha contraído como es debido y se desinfectará la zona genital de la mujer. Asegurando así que todo está en orden y que no hay ningún tipo de complicación.
Al hablar de tipos de alumbramientos, hablamos de dos en concreto:
Son muy diversas las opiniones entre estos dos tipos de alumbramientos. Pero tanto el alumbramiento dirigido como el alumbramiento espontáneo son aceptables. La elección entre un tipo u otro, normalmente, suele depender de si la embarazada está en contra o no del uso de medicamentos de forma general. Ya que, si suele estar en contra de forma diaria en su propio organismo, no optará por ello tampoco en ninguna etapa del parto; y es totalmente lícito.
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