Por lo general, durante un embarazo sin complicaciones se suelen realizar tres ecografías. A pesar de que no se recomienda abusar de ellas y realizar sólo las necesarias, hasta el momento no se ha demostrado que las ecografías puedan tener ningún tipo de efecto nocivo sobre el futuro bebé o sobre la madre.
La primera ecografía se suele realizar entre las 6 y las 12 semanas de gestación, y sirve para diagnosticar de forma definitiva el embarazo, observar si el embrión se desarrolla correctamente, diagnosticar un embarazo múltiple si lo hay o saber si existen problemas en el útero, las trompas o los ovarios.
La segunda revisión se realiza generalmente entre las 16 y las 20 semanas, con el objetivo principal de diagnosticar posibles malformaciones fetales. En esta fase se determina el número de fetos y se observan las características de la placenta, el cordón umbilical y la cantidad de líquido amniótico.
Finalmente, la última ecografía es la que se realiza tras haber alcanzado las 32 semanas de gestación, para controlar el correcto crecimiento del feto. En ella, se estima el tamaño y la normalidad del feto, la placenta, el cordón umbilical y el líquido amniótico. Además, permite observar la situación y posición del feto, con vistas al parto.
Por lo general, durante un embarazo sin complicaciones se suelen realizar tres ecografías. A pesar de que no se recomienda abusar de ellas y realizar sólo las necesarias, hasta el momento no se ha demostrado que las ecografías puedan tener ningún tipo de efecto nocivo sobre el futuro bebé o sobre la madre.
La primera ecografía se suele realizar entre las 6 y las 12 semanas de gestación, y sirve para diagnosticar de forma definitiva el embarazo, observar si el embrión se desarrolla correctamente, diagnosticar un embarazo múltiple si lo hay o saber si existen problemas en el útero, las trompas o los ovarios.
La segunda revisión se realiza generalmente entre las 16 y las 20 semanas, con el objetivo principal de diagnosticar posibles malformaciones fetales. En esta fase se determina el número de fetos y se observan las características de la placenta, el cordón umbilical y la cantidad de líquido amniótico.
Finalmente, la última ecografía es la que se realiza tras haber alcanzado las 32 semanas de gestación, para controlar el correcto crecimiento del feto. En ella, se estima el tamaño y la normalidad del feto, la placenta, el cordón umbilical y el líquido amniótico. Además, permite observar la situación y posición del feto, con vistas al parto.
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