Existe un reflejo que ya está presente en el feto cuando está en el útero materno que es el de succión. Es muy enternecedor ver por medio de las ecografías tridimensionales las imágenes del feto succionándose el dedo o una mano. Este reflejo es fundamental para el inicio de la alimentación ya que por medio de él, el bebé podrá estimular el pecho de la madre para que esta segregue las hormonas apropiadas para que se produzca la leche materna y que esta fluya hasta el exterior. Por otro lado, si el bebé toma biberón, la toma del mismo no se produciría si el recién nacido no succionara. Cuanto más prematuro es el niño, más débil será dicho reflejo y por ello en los grandes pretérminos tenemos que dar la alimentación por medio de una sonda hasta el estómago hasta que el bebé vaya madurando y consiguiendo una succión-deglución efectiva que nos posibilite ofrecer el pecho materno o el biberón.

El uso del chupete ha pasado por muchas controversias, unas a favor y otras en contra, y desde aquí me gustaría poder matizar sus "beneficios" e "inconvenientes" que ocasiona su uso. Durante las tres primeras semanas de vida no está muy recomendado su uso debido a que puede confundir al bebé a la hora de tomar alimento, el niño realiza una succión no efectiva que puede interferir con la succión del pecho materno y en general el hecho de succionar sin parar el chupete cansa al recién nacido y cuando este debe de tomar el alimento, esta profundamente dormido por el agotamiento que él mismo se ha ocasionado.

Pasadas las primeras semanas de vida, no hay ningún problema en que el niño lo uilice, incluso en los últimos artículos publicados sobre la muerte súbita del lactante, se ha comprobado que la utilización del mismo es entre otras recomendaciones, beneficioso para impedirla. El no fumar durante el embarazo y la lactancia, el uso de un colchón duro, el acostar al bebé boca arriba o de lado y el no abrigarlo en exceso, son recomendaciones, que junto al uso del chupete, pueden disminuir las posibilidades de dicho trastorno que se da en niños normales menores de 1 año y sin patología previa.

A partir del año de vida, si que deberemos de empezar a intentar quitarlo por varios motivos, por un lado la formación de la arcada mandibular se puede ver comprometida al ocasionar un paladar llamado ojival por la protusión continua del chupete contra el techo de la boca lo que a la larga ocasionará que el niño tenga una mala oclusión de ambas mandíbulas que tendrá que ser corregida mediante ortodoncia y por otro, el inicio de la guardería también nos va a marcar un hito en la utilización del chupete ya que los niños que lo llevan son más proclives a padecer enfermedades contagiosas debido al intercambio de chupetes que se produce a estas edades, de ahí la frase tan conocida de que los lactantes pequeños cuando van a la guardería en vez de cambiarse cromos se cambian catarros. Por tanto intentemos que cuando el niño inicie la guardería ya no utilice chupete.

Si lo utiliza es conveniente una serie de recomendaciones como son que la tetina sea proporcional a la boca del niño, ya que si el chupete es muy grande puede interferir con la respiración del niño y si es muy pequeño y el niño succiona con avidez podemos encontrarnos con lesiones en la lengua por auto mordedura cuando tienen dientes. También es conveniente que el chupete sea de calidad contrastada y de una buena marca que nos garantice el que no se rompa y que pueda ser ingerido por el niño con el consiguiente peligro de atragantamiento, si es de una sola pieza, mucho mejor y si su pezón es anatómico, mejor que mejor. Por último si cae al suelo, no lo limpiemos chupándolo nosotros y abandonemos la práctica de poner sustancias azucaradas en el mismo para calmar al bebé. Deberemos de mantener una higiene por medio del lavado del mismo con agua y jabón, no siendo necesaria la esterilización mediante ebullición.