Si has pasado la semana 42 de embarazo, lo más probable es que te hayan recomendado llevar a cabo un parto inducido. Muchas mujeres embarazadas, sobre todo las primerizas, suelen pasar su fecha probable de parto y lo más aconsejable en este momento, es provocar o inducir el alumbramiento del bebé.
En muchos casos, las futuras mamás pueden llegar a sentir miedo al parto inducido, sobre todo si han sido testigos de una mala experiencia que le haya ocurrido a un familiar cercano o a alguna amiga.
En cualquier caso, el parto inducido es un mecanismo completamente normal, ya que se utiliza con frecuencia en muchos hospitales y clínicas para provocar el parto cuando se dan unas circunstancias o particularidades muy concretas.
En el siguiente artículo te contamos los inconvenientes y las ventajas del parto inducido.
Cuando el inicio del parto se provoca de forma artificial, mediante el uso de medicamentos específicos, decimos que se lleva a cabo un parto inducido.
Existen muchos y variados motivos para que un ginecólogo opte por inducir el parto a la mujer embarazada pero, los principales son:
En cualquiera de esas situaciones no debes tener miedo al parto inducido, debes ser una mujer fuerte emocionalmente y apoyarte en tu pareja y familiares. Además los profesionales sanitarios te lo recomendarán para evitar otros peligros, y programarán la fecha para llevarlo a cabo.
Cuando el ginecólogo recomienda inducir el parto, la futura mamá atravesará diferentes fases hasta que se produzca el alumbramiento:
En primer lugar para el parto programado, lo más recomendable es administrar la hormona prostaglandina, para conseguir una dilatación del útero de entre 2 y 3 centímetros. Esta fase de la inducción puede durar entre 12 y 24 horas.
Uno de los principales temores de la mujer embarazada es tener que someterse a un parto inducido, ya que es muy frecuente pensar que mediante esta técnica, el alumbramiento será más largo y doloroso.
Sin embargo, el parto inducido no tiene porqué suponer más dolor para la mujer aunque, eso sí, suele ser un proceso más largo que el parto natural, ya que las contracciones y la dilatación del cuello del útero no se producen de forma espontánea.
Además y según las estadísticas, los partos inducidos tienen más probabilidades de convertirse en partos instrumentalizados (en los que hay que usar instrumentos para sacar al bebé) o de acabar en cesáreas. Aunque, en cualquier caso, el objetivo del personal sanitario será siempre el de favorecer el parto vaginal y evitar la cesárea o el parto instrumental.
El uso de anestesia epidural no está reñido con los partos inducidos, ya que cuando el cuello del útero de la madre ha alcanzado la maduración y la dilatación suficientes, el anestesista podrá aplicarle la anestesia epidural, como en cualquier otro parto.
Si has pasado la semana 42 de embarazo, lo más probable es que te hayan recomendado llevar a cabo un parto inducido. Muchas mujeres embarazadas, sobre todo las primerizas, suelen pasar su fecha probable de parto y lo más aconsejable en este momento, es provocar o inducir el alumbramiento del bebé.
En muchos casos, las futuras mamás pueden llegar a sentir miedo al parto inducido, sobre todo si han sido testigos de una mala experiencia que le haya ocurrido a un familiar cercano o a alguna amiga.
En cualquier caso, el parto inducido es un mecanismo completamente normal, ya que se utiliza con frecuencia en muchos hospitales y clínicas para provocar el parto cuando se dan unas circunstancias o particularidades muy concretas.
En el siguiente artículo te contamos los inconvenientes y las ventajas del parto inducido.
Cuando el inicio del parto se provoca de forma artificial, mediante el uso de medicamentos específicos, decimos que se lleva a cabo un parto inducido.
Existen muchos y variados motivos para que un ginecólogo opte por inducir el parto a la mujer embarazada pero, los principales son:
En cualquiera de esas situaciones no debes tener miedo al parto inducido, debes ser una mujer fuerte emocionalmente y apoyarte en tu pareja y familiares. Además los profesionales sanitarios te lo recomendarán para evitar otros peligros, y programarán la fecha para llevarlo a cabo.
Cuando el ginecólogo recomienda inducir el parto, la futura mamá atravesará diferentes fases hasta que se produzca el alumbramiento:
En primer lugar para el parto programado, lo más recomendable es administrar la hormona prostaglandina, para conseguir una dilatación del útero de entre 2 y 3 centímetros. Esta fase de la inducción puede durar entre 12 y 24 horas.
Uno de los principales temores de la mujer embarazada es tener que someterse a un parto inducido, ya que es muy frecuente pensar que mediante esta técnica, el alumbramiento será más largo y doloroso.
Sin embargo, el parto inducido no tiene porqué suponer más dolor para la mujer aunque, eso sí, suele ser un proceso más largo que el parto natural, ya que las contracciones y la dilatación del cuello del útero no se producen de forma espontánea.
Además y según las estadísticas, los partos inducidos tienen más probabilidades de convertirse en partos instrumentalizados (en los que hay que usar instrumentos para sacar al bebé) o de acabar en cesáreas. Aunque, en cualquier caso, el objetivo del personal sanitario será siempre el de favorecer el parto vaginal y evitar la cesárea o el parto instrumental.
El uso de anestesia epidural no está reñido con los partos inducidos, ya que cuando el cuello del útero de la madre ha alcanzado la maduración y la dilatación suficientes, el anestesista podrá aplicarle la anestesia epidural, como en cualquier otro parto.
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