La leucemia es una enfermedad maligna que ataca a los tejidos que constituyen la sangre y tienen un gran impacto sobre la médula ósea, el bazo o los glanglios linfáticos. Puede ocurrir que a una mujer se le diagnostique leucemia estando embarazada. En este caso, lo recomendable sería retrasar la quimioterapia hasta después del nacimiento del bebé. Si la mujer necesita someterse antes al tratamiento, lo adecuado sería empezar la quimioterapia después de la semana 12 de embarazo, cuando el feto ha superado la etapa de riesgo. En algunos casos, será necesario plantearse la opción de abortar.
La coexistencia de la leucemia en cualquiera de sus manifestaciones y el embarazo no es una asociación muy frecuente, es más bien baja, pero es un tipo de cáncer que puede aparecer durante el embarazo. Actualmente esta minoría puede aumentarse debido a la tendencia de posponer la maternidad y la paternidad y por lo tanto asumir el embarazo en una etapa más tardía.
Quedarse embarazada con leucemia es complicado pero no imposible, por ello es esencial conocer algunas causas o factores que pueden determinar la aparición de esta enfermedad. En general esta enfermedad no se asocia a una causa conocida, aunque pueden señalarse algunos factores de riesgo:
Las señales más comunes de la leucemia crónica o aguda pueden ser los siguientes:
En caso de identficar algunos de estos síntomas des importante que acudas a tu especialista para que te evalué y te dé un diagnóstico claro. Para ello tu médico realizará diferentes pruebas que puede arrojar más luz sobre la enfermedad en función de tu estado. Los análisis de sangre, la tomografía, la biometría hemápatica, la biopsia de aspiración y la punción de la médula ósea, los rayos X, las ecografías o la punción raquídea son algunas de ellas.
Con la finalidad de aumentar la tasa de éxito curación de la enfermedad es esencial la detección temprana, además de un equipo médico cualificado entre los que destaca un ginecólogo, un oncólogo y un hematólogo. De esta manera tu embarazo estará en buenas manos. El objetivo del tratamiento es la remisión, es decir que desaparezcan los síntomas de la leucemia. La elección del tratamiento de la leucemia durante el embarazo depende básicamente de:
Si la leucemia se diagnostica en el primer trimestre de embarazo, no es recomendable que éste siga adelante. Existen varias alternativas para tratar la leucemia en el embarazo, las más comunes son la espera vigilante, las sesiones de quimioterapia, la terapia dirigida, la terapia biológica, la radioterapia o el trasplante de células madre. En caso de que el bazo esté agrandado, es posible que el médico aconseje una cirugía para extraerlo. Por recomendación médica en ocasiones se utiliza una combinación de los diferentes tratamientos para remitir la enfermedad con éxito.
La quimioterapia, en esos primeros meses, podría dañar el feto impidiendo su normal desarrollo. Además generalmente esto desencadena un aborto espontáneo. Si la leucemia se diagnostica más adelante, los riesgos para el feto son mucho menores. Lo habitual es tratar a la paciente con quimioterapia y, cuando el feto está maduro (en torno a los 8 meses) se procede a inducir el parto, reduciendo así los riesgos. Las dosis de quimioterapia son específicas y la cantidad que se aplica a las embarazadas es la misma que la que reciben las mujeres no embarazadas. Recuerda que el embarazo no influye en el desarrollo, la respuesta y la duración del tratamiento.
La leucemia es una enfermedad maligna que ataca a los tejidos que constituyen la sangre y tienen un gran impacto sobre la médula ósea, el bazo o los glanglios linfáticos. Puede ocurrir que a una mujer se le diagnostique leucemia estando embarazada. En este caso, lo recomendable sería retrasar la quimioterapia hasta después del nacimiento del bebé. Si la mujer necesita someterse antes al tratamiento, lo adecuado sería empezar la quimioterapia después de la semana 12 de embarazo, cuando el feto ha superado la etapa de riesgo. En algunos casos, será necesario plantearse la opción de abortar.
La coexistencia de la leucemia en cualquiera de sus manifestaciones y el embarazo no es una asociación muy frecuente, es más bien baja, pero es un tipo de cáncer que puede aparecer durante el embarazo. Actualmente esta minoría puede aumentarse debido a la tendencia de posponer la maternidad y la paternidad y por lo tanto asumir el embarazo en una etapa más tardía.
Quedarse embarazada con leucemia es complicado pero no imposible, por ello es esencial conocer algunas causas o factores que pueden determinar la aparición de esta enfermedad. En general esta enfermedad no se asocia a una causa conocida, aunque pueden señalarse algunos factores de riesgo:
Las señales más comunes de la leucemia crónica o aguda pueden ser los siguientes:
En caso de identficar algunos de estos síntomas des importante que acudas a tu especialista para que te evalué y te dé un diagnóstico claro. Para ello tu médico realizará diferentes pruebas que puede arrojar más luz sobre la enfermedad en función de tu estado. Los análisis de sangre, la tomografía, la biometría hemápatica, la biopsia de aspiración y la punción de la médula ósea, los rayos X, las ecografías o la punción raquídea son algunas de ellas.
Con la finalidad de aumentar la tasa de éxito curación de la enfermedad es esencial la detección temprana, además de un equipo médico cualificado entre los que destaca un ginecólogo, un oncólogo y un hematólogo. De esta manera tu embarazo estará en buenas manos. El objetivo del tratamiento es la remisión, es decir que desaparezcan los síntomas de la leucemia. La elección del tratamiento de la leucemia durante el embarazo depende básicamente de:
Si la leucemia se diagnostica en el primer trimestre de embarazo, no es recomendable que éste siga adelante. Existen varias alternativas para tratar la leucemia en el embarazo, las más comunes son la espera vigilante, las sesiones de quimioterapia, la terapia dirigida, la terapia biológica, la radioterapia o el trasplante de células madre. En caso de que el bazo esté agrandado, es posible que el médico aconseje una cirugía para extraerlo. Por recomendación médica en ocasiones se utiliza una combinación de los diferentes tratamientos para remitir la enfermedad con éxito.
La quimioterapia, en esos primeros meses, podría dañar el feto impidiendo su normal desarrollo. Además generalmente esto desencadena un aborto espontáneo. Si la leucemia se diagnostica más adelante, los riesgos para el feto son mucho menores. Lo habitual es tratar a la paciente con quimioterapia y, cuando el feto está maduro (en torno a los 8 meses) se procede a inducir el parto, reduciendo así los riesgos. Las dosis de quimioterapia son específicas y la cantidad que se aplica a las embarazadas es la misma que la que reciben las mujeres no embarazadas. Recuerda que el embarazo no influye en el desarrollo, la respuesta y la duración del tratamiento.
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