Como bien sabrás seas primeriza a no, y si no lo sabes, nosotros te lo decimos, los recién nacidos no distinguen entre el día y la noche. Como se pasan la mayor parte del día, y la noche, dormidos, no hacen diferencias en este aspecto y eso hay que ir cambiándolo a medida que van pasando los meses de vida.
A lo largo de una jornada completa, los bebés requieren de alimentarse varias veces, dormir constantemente alrededor de 16 horas en un lugar tranquilo y conseguir un sueño reparador. Como normalmente eso lo hacemos en una habitación oscura, los bebés tienden a pensar que, cada vez que duermen, es de noche. De estas aproximadamente 16 horas de sueño diarias, de entre dos y cuatro horas son las siestas, por lo que la situación es normal que ocurra.
En un artículo anterior te mostramos cómo acostar al bebé en la cuna sin que se despierte, cosa que parece sencilla pero no lo es. A continuación, vamos a explicarte cómo empezar a fijar horarios para tus hijos, para tener como padres tranquilidad de que van distinguiendo entre el día y la noche, así como para ir empezando a habituarles a ese cambio.
La importancia de que el bebé diferencia entre el día y la noche es fundamental. Actualmente, existen algunas técnicas que pueden ayudarte a esta ardua tarea, así nos sentiremos menos agobiados por el bebé y se instauraran una serie de rutinas en su vida.
El sueño es una necesidad vital para todo ser humano y tras el embarazo también es muy importante, pero en especial para el bebé, que necesita dormir mucho cuando acaba de nacer para no desacostumbrarlo a cómo estaba dentro de nuestro vientre.
El complicado intentar que se consiga pronto y no se noten los efectos de la falta de sueño del bebé, cómo conseguir que el bebé diferencie entre el día y la noche pasado más de un mes o dos de vida puede ser ideal. Además de ello, aunque sea distinguirlo, también tenemos que tener en cuenta que, en los momentos de siesta, debe dormir lo suficiente como para que cuando despierte no se sienta irritable y pueda estar jugando con normalidad.
A partir de los dos meses de vida del bebé es más fácil que se vaya acostumbrando a las rutinas de sueño, a saber empezar a distinguir entre los dos periodos del día y, con varios tips como el ritual de baño, comida y cuento antes de dormir, conseguiremos que sepa que ese momento es mágico y único del día, en la noche.
Como bien sabrás seas primeriza a no, y si no lo sabes, nosotros te lo decimos, los recién nacidos no distinguen entre el día y la noche. Como se pasan la mayor parte del día, y la noche, dormidos, no hacen diferencias en este aspecto y eso hay que ir cambiándolo a medida que van pasando los meses de vida.
A lo largo de una jornada completa, los bebés requieren de alimentarse varias veces, dormir constantemente alrededor de 16 horas en un lugar tranquilo y conseguir un sueño reparador. Como normalmente eso lo hacemos en una habitación oscura, los bebés tienden a pensar que, cada vez que duermen, es de noche. De estas aproximadamente 16 horas de sueño diarias, de entre dos y cuatro horas son las siestas, por lo que la situación es normal que ocurra.
En un artículo anterior te mostramos cómo acostar al bebé en la cuna sin que se despierte, cosa que parece sencilla pero no lo es. A continuación, vamos a explicarte cómo empezar a fijar horarios para tus hijos, para tener como padres tranquilidad de que van distinguiendo entre el día y la noche, así como para ir empezando a habituarles a ese cambio.
La importancia de que el bebé diferencia entre el día y la noche es fundamental. Actualmente, existen algunas técnicas que pueden ayudarte a esta ardua tarea, así nos sentiremos menos agobiados por el bebé y se instauraran una serie de rutinas en su vida.
El sueño es una necesidad vital para todo ser humano y tras el embarazo también es muy importante, pero en especial para el bebé, que necesita dormir mucho cuando acaba de nacer para no desacostumbrarlo a cómo estaba dentro de nuestro vientre.
El complicado intentar que se consiga pronto y no se noten los efectos de la falta de sueño del bebé, cómo conseguir que el bebé diferencie entre el día y la noche pasado más de un mes o dos de vida puede ser ideal. Además de ello, aunque sea distinguirlo, también tenemos que tener en cuenta que, en los momentos de siesta, debe dormir lo suficiente como para que cuando despierte no se sienta irritable y pueda estar jugando con normalidad.
A partir de los dos meses de vida del bebé es más fácil que se vaya acostumbrando a las rutinas de sueño, a saber empezar a distinguir entre los dos periodos del día y, con varios tips como el ritual de baño, comida y cuento antes de dormir, conseguiremos que sepa que ese momento es mágico y único del día, en la noche.
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