La lactancia materna

Si estás embarazada y tienes dudas respecto a qué tipo de lactancia quieres dar a tu hijo, debes saber que la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española de Neonatología y Unicef recomiendan la lactancia materna como alimento inicial exclusivo para el recién nacido.

La leche materna es un fluido vivo en calidad y cantidad y se adapta a las necesidades del niño. Contiene nutrientes, sustancias inmunológicas, hormonas, enzimas y factores de crecimiento, que protegen al bebé de infecciones y alergias. También aporta aminoácidos esenciales para el adecuado desarrollo del cerebro. Además, no precisa esterilización y su temperatura y concentración son las adecuadas en cada momento. Potencia el vínculo afectivo entre madre e hijo y aporta además beneficios para la madres como una mejor recuperación tras el parto y menor incidencia de cáncer de útero, entre otras cosas.

Debes de iniciar la lactancia antes de las dos primeras horas de vida, evitando sueros, infusiones o fórmulas artificiales, salvo indicación médica, para no confundir al bebé con otras cosas que no sean el pecho de la madre.

Por otro lado, es fundamental que os olvidéis del reloj. La madre debe dar de mamar al niño siempre que éste lo pida. Los recién nacidos suelen hacer entre ocho y doce tomas al día. Si el bebé duerme durante la noche, no lo despertéis, cuando tenga hambre él solo pedirá. A medida que vaya creciendo, irá espaciando las tomas.


Además debes saber que durante los cuatro primeros días, se produce el calostro, un fluido amarillento, espeso y de escaso volumen, pero suficiente para satisfacer las necesidades del recién nacido. Es rico en anticuerpos y un excelente purgante que ayudará a evacuar el meconio más rápidamente.

Entre el cuarto y el decimoquinto día la madre segrega la leche de transición, de composición intermedia. A partir de ese momento aparece la leche madura, ideal para alimentar al bebé de forma exclusiva hasta los seis meses y posteriormente, en combinación con otros alimentos, hasta los dos años de vida. En cuanto a las posturas, la madre puede estar acostada, sentada e incluso de pie para dar el pecho. Lo importante es que se sienta cómoda. El bebé debe mamar nada más empiece a buscar y no esperar a que llore. Le colocaremos de frente a la madre y acercaremos su boca al pecho, introduciendo en ella el pezón y parte de la areola intentando que sus labios se anteviertan y se sellen alrededor de la areola. Así facilitaremos la succión y evitaremos las molestas grietas en el pezón.

Quitaremos al bebé del pecho cuando deje de succionar, introduciendo un dedo en la boca para quitar el vacío y no dañar el pezón. Será el momento de ofrecerle el otro pecho.

Para las madres que dudan de la lactancia materna porque tienen que trabajar fuera de casa, existe la posibilidad de extraerse la leche. Antes de cada extracción, la madre debe lavarse las manos y la ducha diaria es suficiente para la higiene del pecho. Por último, los recipientes para la recogida de leche deberán ser limpiados con agua y jabón y esterilizados posteriormente.

Para almacenar la leche materna debéis etiquetar cada recipiente con la hora y la fecha de la extracción. El calostro se conserva a temperatura ambiente entre 12 y 24 horas y la leche madura entre 8 y 16 horas. En el frigorífico podemos guardarla durante cinco días y en el congelador hasta seis meses si está a menos 20 grados bajo cero. Para descongelarla, la sacaremos la noche anterior a la toma y la calentaremos al baño maría o bajo el grifo de agua caliente.

Agatha Pichelin

De origen francés, se graduó como comadrona en Bruselas en 1997 y es diplomada en la especialidad de Medicina Tropical en Amberes. Tras su formación se traslado a Burundi para trabajar como comadrona y después trabajó con la ONG "Médicos del Mundo" en Indonesia en 1999. Trabajó también como interina en Suiza antes de llegar a Acuario en mayo de 2000. Realiza formación continua en partos humanizados, lactancia materna, reanimación neonatal y prácticas obstétricas, y posee una amplia experiencia en partos naturales y nacimientos sin violencia. Es responsable de los cursos de preparación al parto y de las consultas en el embarazo atendiendo a pacientes de numerosas nacionalidades. Ha participado en numerosas conferencias y cursos sobre la preparación al parto natural.

Si estás embarazada y tienes dudas respecto a qué tipo de lactancia quieres dar a tu hijo, debes saber que la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española de Neonatología y Unicef recomiendan la lactancia materna como alimento inicial exclusivo para el recién nacido.

La leche materna es un fluido vivo en calidad y cantidad y se adapta a las necesidades del niño. Contiene nutrientes, sustancias inmunológicas, hormonas, enzimas y factores de crecimiento, que protegen al bebé de infecciones y alergias. También aporta aminoácidos esenciales para el adecuado desarrollo del cerebro. Además, no precisa esterilización y su temperatura y concentración son las adecuadas en cada momento. Potencia el vínculo afectivo entre madre e hijo y aporta además beneficios para la madres como una mejor recuperación tras el parto y menor incidencia de cáncer de útero, entre otras cosas.

Debes de iniciar la lactancia antes de las dos primeras horas de vida, evitando sueros, infusiones o fórmulas artificiales, salvo indicación médica, para no confundir al bebé con otras cosas que no sean el pecho de la madre.

Por otro lado, es fundamental que os olvidéis del reloj. La madre debe dar de mamar al niño siempre que éste lo pida. Los recién nacidos suelen hacer entre ocho y doce tomas al día. Si el bebé duerme durante la noche, no lo despertéis, cuando tenga hambre él solo pedirá. A medida que vaya creciendo, irá espaciando las tomas.


Además debes saber que durante los cuatro primeros días, se produce el calostro, un fluido amarillento, espeso y de escaso volumen, pero suficiente para satisfacer las necesidades del recién nacido. Es rico en anticuerpos y un excelente purgante que ayudará a evacuar el meconio más rápidamente.

Entre el cuarto y el decimoquinto día la madre segrega la leche de transición, de composición intermedia. A partir de ese momento aparece la leche madura, ideal para alimentar al bebé de forma exclusiva hasta los seis meses y posteriormente, en combinación con otros alimentos, hasta los dos años de vida. En cuanto a las posturas, la madre puede estar acostada, sentada e incluso de pie para dar el pecho. Lo importante es que se sienta cómoda. El bebé debe mamar nada más empiece a buscar y no esperar a que llore. Le colocaremos de frente a la madre y acercaremos su boca al pecho, introduciendo en ella el pezón y parte de la areola intentando que sus labios se anteviertan y se sellen alrededor de la areola. Así facilitaremos la succión y evitaremos las molestas grietas en el pezón.

Quitaremos al bebé del pecho cuando deje de succionar, introduciendo un dedo en la boca para quitar el vacío y no dañar el pezón. Será el momento de ofrecerle el otro pecho.

Para las madres que dudan de la lactancia materna porque tienen que trabajar fuera de casa, existe la posibilidad de extraerse la leche. Antes de cada extracción, la madre debe lavarse las manos y la ducha diaria es suficiente para la higiene del pecho. Por último, los recipientes para la recogida de leche deberán ser limpiados con agua y jabón y esterilizados posteriormente.

Para almacenar la leche materna debéis etiquetar cada recipiente con la hora y la fecha de la extracción. El calostro se conserva a temperatura ambiente entre 12 y 24 horas y la leche madura entre 8 y 16 horas. En el frigorífico podemos guardarla durante cinco días y en el congelador hasta seis meses si está a menos 20 grados bajo cero. Para descongelarla, la sacaremos la noche anterior a la toma y la calentaremos al baño maría o bajo el grifo de agua caliente.

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