La varicela es una enfermedad generalmente leve que tiene como síntomas la fiebre y una erupción en la piel en forma de vesículas que pican. La varicela es una enfermedad que brota durante la infancia; sin embargo, es una de esas enfermedades que no querrás contagiarte en el embarazo, ya que puede suponer riesgos para tu bebé. Sigue leyendo y conoce más sobre la varicela y el embarazo y empieza a cuidarte.
El contagio de la varicela se produce cuando tienes contacto con la saliva o con lesiones cutáneas de personas infectadas con un virus de tipo herpesviridae.
Al contraerla estando embarazada puedes llegar a transmitirle el virus al bebé a través de la placenta. Por ello, es tan importante que acudas al médico apenas se sientan los primeros síntomas, así iniciarás el control y tratamiento adecuado. Consulta incluso los síntomas más leves, es esencial saber si el virus ha ingresado a tu organismo.
Esta es una enfermedad infecciosa fácilmente prevenible. Existe una vacuna que evita las formas graves de varicela, pero no se puede colocar durante el embarazo, debes habértela puesto mucho antes. También puedes prevenirla al no tener contacto con individuos infectados.
Para prevenir los riesgos de la varicela durante el embarazo, es fundamental reconocer los signos de la enfermedad. Los síntomas más distintivos de la varicela son los siguientes:
Cuando se complica con neumonía en ocasiones requiere hospitalización. Esto por el riesgo que corres al no poder respirar correctamente. En cualquiera de estos casos debes acudir al especialista. Hay algunos casos confusos, en los que la varicela se manifiesta con pocos o ligeros síntomas, pero, que de igual forma requieren tratamiento.
En caso de que haya una sospecha de varicela los médicos indican la administración de inmunoglobulina especial para la varicela. Se suele emplear una dosis después de la semana 8 de gestación. Esto se acompaña de medidas de sostén. Es decir, se usa acetaminofén para la fiebre y lociones para evitar la picazón, así como productos de limpieza para prevenir que se infecten las heridas.
El tratamiento indicado para esta enfermedad es el Aciclovir de 500mg cada 8 horas por espacio de 5 o 7 días, siempre con receta médica. Está confirmado que el fármaco disminuye la aparición de las complicaciones severas, como neumonía y encefalitis.
Pero, el Aciclovir es un medicamento de categoría C. Esto significa que no han sido confirmada su inocuidad para ser usado en el embarazo, pero tampoco se han evidenciado daños. Como no se sabe si es un medicamento seguro pocos médicos se atreven a usarlo en el embarazo.
En caso de que se haya hecho la confirmación de la presencia del virus en la sangre, se debe someter a la paciente a una prueba llamada amniocentesis. Consiste en la extracción de unos mililitros de líquido amniótico para ver si está presente el microorganismo. De ser positivo el resultado, quiere decir que el bebé ya ha sido contagiado también por el virus.
De no detectarse el virus en el líquido entonces no el feto no lo ha contraído. Pero, aun así, es necesario hacer un seguimiento a la salud del feto mediante ecografías frecuentes que permitan ver si hay alguna anomalía.
La varicela es una enfermedad generalmente leve que tiene como síntomas la fiebre y una erupción en la piel en forma de vesículas que pican. La varicela es una enfermedad que brota durante la infancia; sin embargo, es una de esas enfermedades que no querrás contagiarte en el embarazo, ya que puede suponer riesgos para tu bebé. Sigue leyendo y conoce más sobre la varicela y el embarazo y empieza a cuidarte.
El contagio de la varicela se produce cuando tienes contacto con la saliva o con lesiones cutáneas de personas infectadas con un virus de tipo herpesviridae.
Al contraerla estando embarazada puedes llegar a transmitirle el virus al bebé a través de la placenta. Por ello, es tan importante que acudas al médico apenas se sientan los primeros síntomas, así iniciarás el control y tratamiento adecuado. Consulta incluso los síntomas más leves, es esencial saber si el virus ha ingresado a tu organismo.
Esta es una enfermedad infecciosa fácilmente prevenible. Existe una vacuna que evita las formas graves de varicela, pero no se puede colocar durante el embarazo, debes habértela puesto mucho antes. También puedes prevenirla al no tener contacto con individuos infectados.
Para prevenir los riesgos de la varicela durante el embarazo, es fundamental reconocer los signos de la enfermedad. Los síntomas más distintivos de la varicela son los siguientes:
Cuando se complica con neumonía en ocasiones requiere hospitalización. Esto por el riesgo que corres al no poder respirar correctamente. En cualquiera de estos casos debes acudir al especialista. Hay algunos casos confusos, en los que la varicela se manifiesta con pocos o ligeros síntomas, pero, que de igual forma requieren tratamiento.
En caso de que haya una sospecha de varicela los médicos indican la administración de inmunoglobulina especial para la varicela. Se suele emplear una dosis después de la semana 8 de gestación. Esto se acompaña de medidas de sostén. Es decir, se usa acetaminofén para la fiebre y lociones para evitar la picazón, así como productos de limpieza para prevenir que se infecten las heridas.
El tratamiento indicado para esta enfermedad es el Aciclovir de 500mg cada 8 horas por espacio de 5 o 7 días, siempre con receta médica. Está confirmado que el fármaco disminuye la aparición de las complicaciones severas, como neumonía y encefalitis.
Pero, el Aciclovir es un medicamento de categoría C. Esto significa que no han sido confirmada su inocuidad para ser usado en el embarazo, pero tampoco se han evidenciado daños. Como no se sabe si es un medicamento seguro pocos médicos se atreven a usarlo en el embarazo.
En caso de que se haya hecho la confirmación de la presencia del virus en la sangre, se debe someter a la paciente a una prueba llamada amniocentesis. Consiste en la extracción de unos mililitros de líquido amniótico para ver si está presente el microorganismo. De ser positivo el resultado, quiere decir que el bebé ya ha sido contagiado también por el virus.
De no detectarse el virus en el líquido entonces no el feto no lo ha contraído. Pero, aun así, es necesario hacer un seguimiento a la salud del feto mediante ecografías frecuentes que permitan ver si hay alguna anomalía.
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