Las grasas durante el embarazo y fuera de él son necesarias. Nuestro cuerpo las requiere para formar a las células y obtener energía. Pero, ¿Son todas buenas? De eso hablaremos a continuación. En caso de estar esperando un bebé te recomendamos que dejes a un lado el consumo de las grasas saturadas y te centres en consumir grasas moniinsaturadas o poliinsaturadas que son más beneficiosas para ti y para tu peque.
Al igual que tienes que deshechar los malos hábitos de alimentación en el embarazo, sí, tienes que comer grasas durante tu gestación. El colesterol y los ácidos grasos o lípidos son necesarios para darte energía y para formar las membranas celulares. Es decir que, en la formación y desarrollo de tu hijo, el cuerpo requiere de las grasas. Y la única forma de obtenerlas es si tú las consumes. Ahora, no por eso vas a pasarte todo el embarazo comiendo frituras, las cosas no funcionan así.
Es importante cuidar la alimentación en el embarazo y la cantidad de grasas que se consumen para no engordar demasiado y no sufrir de problemas metabólicos. Y también, hay que verificar el tasas, ya tipo de grasas, ya que muchas puedes resultar más dañinas que beneficiosas.
Los nutricionistas y médicos especializados en la materia establecen que en la dieta de las embarazadas un 30% del contenido calórico debe estar compuesto de grasas. Esto implica que hay que comerlas a diario, en las siguientes líneas te explicaremos cómo. Lo mejor es que esta cantidad sea cubierta por los distintos tipos de grasas que existen: grasas poliinsaturados, monoinsaturadas e insaturadas.
¿Alguna vez te has puesto a leer el contenido nutricional de los productos que consumes? ¿Has visto la palabra grasas trans o grasas saturadas? Esas son precisamente las que no debes comer.
No vamos a dar información muy técnica, pero vale la pena explicar un poco por qué son dañinas. Estas moléculas son en extremo rígidas y las membranas celulares necesitan ser fluidas. Su presencia implica un mal funcionamiento celular y complicaciones metabólicas. Se trata de los lípidos que se vuelven sólidos en las temperaturas ambiente y son generalmente visibles. Algunos ejemplos de alimentos que contienen grasas saturadas y que deben limitarse en el embarazo son:
• La grasa visible que contienen las carnes.
• Los embutidos.
• La leche o cualquiera de sus derivados también lo contienen.
• El aceite de coco o de palma.
• Aperitivos salados.
• Muchos productos transformados como las golosinas.
• Los productos de bollería industrial.
Reciben este nombre según el número enlaces dobles que tenga la molécula. Las monoinsaturadas presentan un único doble enlace y las insaturadas pueden tener un par de ellos. Dicho tipo de grasas están indicadas para las embarazadas. Si se usan en sustitución de las saturadas o trans regulan el colesterol sanguíneo y favorecen el correcto funcionamiento de los sistemas cardiovascular y metabólico. Algunos ejemplos de grasas monoinsaturadas e insaturadas son:
• Los aceites vegetales: el de girasol, soja, lino, entre otros.
• Frutos secos como maní y almendras.
• Las semillas de sésamo o girasol.
• Frutas como el aguacate.
• El aceite de oliva.
Recuerda que en tu estado lo más saludable es consumir los aceites deben consumirse siempre crudos. Al someter al calor a los aceites se transforman en grasas saturadas.
Los lípidos qué mencionamos anteriormente pueden ser fabricados por el organismo, excepto los poliinsaturados. Estos deben ser consumidos. Son muy beneficiosos para la embarazada y la población en general, ya que regulan varios procesos fisiológicos y protegen al sistema metabólico y cardiovascular. Con ellos se elevan los niveles en sangre de colesterol HDL o colesterol bueno. Se pueden consumir a diario sin ningún problema. Se encuentran en productos vegetales y animales. Estos son:
• Omega 3: esta el aceite de soja, los pescados grasos como el atún, salmón, sardinas y los frutos secos.
• Omega 6 o ácido linoleico: lo contienen los frutos secos y aceites vegetales como de soja, girasol y maíz.
Existen suplementos nutricionales fabricados con estas grasas, pero, no se recomienda su consumo durante el embarazo.
Las grasas durante el embarazo y fuera de él son necesarias. Nuestro cuerpo las requiere para formar a las células y obtener energía. Pero, ¿Son todas buenas? De eso hablaremos a continuación. En caso de estar esperando un bebé te recomendamos que dejes a un lado el consumo de las grasas saturadas y te centres en consumir grasas moniinsaturadas o poliinsaturadas que son más beneficiosas para ti y para tu peque.
Al igual que tienes que deshechar los malos hábitos de alimentación en el embarazo, sí, tienes que comer grasas durante tu gestación. El colesterol y los ácidos grasos o lípidos son necesarios para darte energía y para formar las membranas celulares. Es decir que, en la formación y desarrollo de tu hijo, el cuerpo requiere de las grasas. Y la única forma de obtenerlas es si tú las consumes. Ahora, no por eso vas a pasarte todo el embarazo comiendo frituras, las cosas no funcionan así.
Es importante cuidar la alimentación en el embarazo y la cantidad de grasas que se consumen para no engordar demasiado y no sufrir de problemas metabólicos. Y también, hay que verificar el tasas, ya tipo de grasas, ya que muchas puedes resultar más dañinas que beneficiosas.
Los nutricionistas y médicos especializados en la materia establecen que en la dieta de las embarazadas un 30% del contenido calórico debe estar compuesto de grasas. Esto implica que hay que comerlas a diario, en las siguientes líneas te explicaremos cómo. Lo mejor es que esta cantidad sea cubierta por los distintos tipos de grasas que existen: grasas poliinsaturados, monoinsaturadas e insaturadas.
¿Alguna vez te has puesto a leer el contenido nutricional de los productos que consumes? ¿Has visto la palabra grasas trans o grasas saturadas? Esas son precisamente las que no debes comer.
No vamos a dar información muy técnica, pero vale la pena explicar un poco por qué son dañinas. Estas moléculas son en extremo rígidas y las membranas celulares necesitan ser fluidas. Su presencia implica un mal funcionamiento celular y complicaciones metabólicas. Se trata de los lípidos que se vuelven sólidos en las temperaturas ambiente y son generalmente visibles. Algunos ejemplos de alimentos que contienen grasas saturadas y que deben limitarse en el embarazo son:
• La grasa visible que contienen las carnes.
• Los embutidos.
• La leche o cualquiera de sus derivados también lo contienen.
• El aceite de coco o de palma.
• Aperitivos salados.
• Muchos productos transformados como las golosinas.
• Los productos de bollería industrial.
Reciben este nombre según el número enlaces dobles que tenga la molécula. Las monoinsaturadas presentan un único doble enlace y las insaturadas pueden tener un par de ellos. Dicho tipo de grasas están indicadas para las embarazadas. Si se usan en sustitución de las saturadas o trans regulan el colesterol sanguíneo y favorecen el correcto funcionamiento de los sistemas cardiovascular y metabólico. Algunos ejemplos de grasas monoinsaturadas e insaturadas son:
• Los aceites vegetales: el de girasol, soja, lino, entre otros.
• Frutos secos como maní y almendras.
• Las semillas de sésamo o girasol.
• Frutas como el aguacate.
• El aceite de oliva.
Recuerda que en tu estado lo más saludable es consumir los aceites deben consumirse siempre crudos. Al someter al calor a los aceites se transforman en grasas saturadas.
Los lípidos qué mencionamos anteriormente pueden ser fabricados por el organismo, excepto los poliinsaturados. Estos deben ser consumidos. Son muy beneficiosos para la embarazada y la población en general, ya que regulan varios procesos fisiológicos y protegen al sistema metabólico y cardiovascular. Con ellos se elevan los niveles en sangre de colesterol HDL o colesterol bueno. Se pueden consumir a diario sin ningún problema. Se encuentran en productos vegetales y animales. Estos son:
• Omega 3: esta el aceite de soja, los pescados grasos como el atún, salmón, sardinas y los frutos secos.
• Omega 6 o ácido linoleico: lo contienen los frutos secos y aceites vegetales como de soja, girasol y maíz.
Existen suplementos nutricionales fabricados con estas grasas, pero, no se recomienda su consumo durante el embarazo.
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