Tras conocer la feliz noticia de que se está esperando un bebé, la asistencia al médico para resolver dudas, conocer el estado del feto y de la madre es fundamental. En cada consulta a la que vayamos iremos conociendo más datos importantes para el embarazo, y aconsejamos plantear todas las cuestiones y comunicar los temores para que el experto nos pueda resolver todo sin problemas. En este post de hoy nos vamos a centrar en la primera visita al médico tras quedarse embarazada, y con ella la primera analítica de la gestación que nos realice.

En este primer contacto se completa la historia clínica y se realizará una exploración física completa. Suele ser un primer control médico del embarazo donde se confirma el diagnóstico de gestación, se indican las normas de higiene a seguir en los próximos meses, se descarta embarazo ectópico o amenaza de aborto, entre otras cuestiones.

Primera analítica del primer trimestre del embarazo

Si te estas preguntando para qué sirve la analítica del primer trimestre, te lo contamos a continuación.

Los análisis de sangre y orina se hacen en la revisión médica para saber cuál es el grupo sanguíneo de la futura madre, los niveles en los que se encuentra la hemoglobina por si padeciese anemia, si estamos reforzadas físicamente frente a enfermedades infecciosas, si podremos padecer diabetes gestacional u otros parámetros que se estudiarán.

Se realiza esta primera analítica en el primer trimestre de embarazo y así tener un control exhaustivo de cómo va avanzando la gestación.

En la primera analítica del embarazo también se comprueba la inmunidad frente a la rubeola o la toxoplasmosis, además de comprobar los niveles hormonales. Luego, tras este primer chequeo, tendrás otros dos más, repartidos en los siguientes trimestres para comprobar que todo va según lo normalizado.

En la primera analítica del calendario de pruebas del embarazo encontramos:

• Análisis de sangre: se estudian la glucosa y la hemoglobina por separado y otro análisis de anticuerpos para comprobar la inmunidad frente a enfermedades infecciosas. Las más peligrosas para una mujer embarazada son hepatitis víricas, la rubeola, el VIH y otras como la sífilis. Si la madre tuviese alguna de estas, hay que controlar que no se traspase al feto y tomar medidas de precaución.
• Análisis de orina: En este estudio se tiende a examinar que no haya bacterias en este líquido femenino y ver la cantidad de proteínas, así como su presencia o no.
• Grupo sanguíneo y Rh y test de Coombs: Actualmente, un ser humano puede tener de entre los ocho grupos sanguíneos diferentes uno, y a su vez, Rh positivo o negativo. Si la madre y el bebé tienen grupos diferentes no suele pasar nada, salvo cuando se realiza algún procedimiento invasivo, en cuyo caso la sangre de ambos seres vivos se mezclan y se pueden crear anticuerpos y dañar el feto.

Por ello, es importante realizar este tipo de estudio, denominado test de Coombs, en la primera analítica del embarazo, para valorar que no se van a formar anticuerpos perjudiciales para el feto. También se podría dar el caso en que se pueda padecer anemia el bebé, en cuyo caso sería necesario realizar transfusiones sanguíneas.

Si la mujer es Rh negativo, y tras el parto el hijo es positivo, se debe vacunar a la madre con gammaglobulina humana en las 72 horas posteriores al alumbramiento para que no forme anticuerpos para un próximo embarazo.

Además de estas tres pruebas, a la futura madre se le ofrece el estudio frente a alteraciones como Síndrome de Down o de Edwards, a través de un estudio bioquímico entre la semana 10 a 13 de embarazo.