Parecía que todo estaba bajo control. Sabías la fecha aproximada en la que darías a luz, pero, de repente todo cambia. Las contracciones empiezan y se aceleran. Sin contar con ello estás de parto. ¿Qué debes hacer ante un parto por sorpresa? Estas son nuestras recomendaciones.

En qué consiste el parto por sorpresa o imprevisto

Desde el mismo momento en que descubres que estás embarazada tu médico te indica la fecha aproximada en la que serás mamá. Sin embargo, el embarazo no es una ciencia exacta, por lo que, a veces, existen lo que se conocen como partos inesperados o por sorpresa.

Este hecho se produce cuando el pequeño decide venir al mundo en un momento en que no era esperado. Puede ser un coche, un lugar público, etc. Las características de un parto por sorpresa son sus contracciones rápidas e intensas, así como la rapidez en la que sucede todo. Esta rapidez es la que impide que muchas mujeres no tengan el tiempo suficiente de llegar a un hospital para ser atendidas.

Cómo actuar ante el parto por sorpresa

Cuando una mujer se pone de parto por sorpresa el ambiente se llena de miedos y dudas, dado que no es el ambiente ideal para el parto. Para alejar esos miedos esto es lo que debes hacer ante un parto imprevisto.

Ante todo mantener la calma. Es importante que tanto la parturienta como las personas que estén en ese momento para ayudarla estén lo más tranquilos posibles. Entendemos que se trata de una situación inesperada que puede producir bloqueos mentales. Pero, los nervios no ayudan en nada. Lo mejor es tratar de respirar tranquilos y no pensar en que algo podría salir mal.

A continuación, deberás llamar al 112 o 061 e indicar la situación en la que te encuentras. Puede que lleguen a tiempo para asistir el parto o puede que no. Los partos de emergencia o partos por sorpresa suelen ser bastante más rápidos. En el caso de que tengas que dar a luz. Pide ayuda si estás sola. Si tienes acompañante este debería ayudarte a estar lo más cómoda posible a base de prendas que sean absorbentes y confortables.

Túmbate boca arriba. Si tienes demasiadas ganas de empujar y estás más cómoda de pie, flexiona las rodillas. Asegúrate de que debajo de ti haya elementos que puedan amortiguar una posible caída del bebé al nacer. Si puedes pide a un acompañante que lo sujete por la cabeza y ayúdale a salir. Tu asistente deberá estar preparado para proteger al bebé. Limpiarlo (nariz, boca y ojos) y arroparlo hasta que lleguen los servicios sanitarios. Lo más adecuado es colocar al pequeño boca abajo para ayudarle a expulsar los líquidos de sus vías respiratorias. Una vez que el niño empiece a llorar podrá colocártelo sobre tu regazo.

Uno de los errores más comunes en los partos de emergencia es tener prisa por cortar el cordón umbilical. No te preocupes. Esta vía de comunicación con la madre aún es capaz de enviar oxígeno y hierro al bebé. Espera a que deje de latir antes de cortarlo. Cuando esto suceda haz un nudo a unos 12 centímetros del bebé y otro nudo a unos 15 centímetros del anterior. Con las manos muy limpias corta el espacio que hay entre los dos nudos sin tirar de ninguno de ellos.

Con un poco de paciencia los servicios sanitarios llegarán para poder atender tanto a la madre como el pequeño en un hospital. Todo el trabajo ya está hecho. Acabas de vivir una experiencia muy emotiva que no vas a olvidar en la vida. Ante cualquier duda sobre el parto por sorpresa pregunta a tu ginécologo.

Finalmente, has de saber que tienes más probabilidades de tener un parto por sorpresa si ya has tenidos varios hijos, en el caso de haber sido madre reciente, si tienes una gran flexibilidad o en el caso de padezcas insuficiencia cervical.