Son muchas las personas que hablan en los blogs, foros y redes sociales sobre las complicaciones y problemas del tacto. Pero, ¿Es cierto todo lo que dicen? ¿Cuáles son los verdaderos riesgos de practicar el tacto vaginal en el embarazo? ¿Este procedimiento puede afectar al bebé? Se desaconseja cuando la bolsa amniótica se rompe, y permanece así de 12 a 18 horas. Si el médico decide proceder con un tacto vaginal solo causaría un infección. Cuando la infección se produce, la paciente experimenta fiebre materna, y el bebé; el aumento de la frecuencia fetal por encima de los 170 latidos por minuto.
Esta es una de las dudas sobre el tacto vaginal en el embarazo y es que la posibilidad de infección es uno de los problemas más mencionados. Pero, la verdad, es que no es más que un mito. En condiciones normales la vagina tiene sus propios mecanismos de defensa contra patógenos externos, el cual funciona muy bien. La carga bacteriana inoculada debe ser bastante grande para vencer esta protección.
Además de eso, el médico que va a practicar esta exploración se coloca guantes estériles. Estos son guantes que tras varios procesos ofrecen la garantía de no tener microorganismos patógenos sobre el material.
Existe mayor riesgo de contraer una infección a través del coito que por medio de un tacto vaginal. Excepto cuando la mujer embarazada presenta ruptura de membranas. En esta situación la tasa de riesgo de infección de genitales, membranas y líquido amniótico puede aumentar. Por ello, se realizan muy pocos tactos durante el trabajo de parto, solo los necesarios para estimar la dilatación y postura del feto. De cualquier forma infórmate sobre el procedimiento cuando acudas a la consulta de tu especialista.
No se debe sangrar al tacto vaginal. El uso de guantes y lubricación al realizar el tacto disminuye la fricción de los dedos contra las paredes vaginales y por lo tanto no causa lesiones.
Ahora, si la paciente tiene un ectropión del embarazo, alguna lesión en las paredes vaginales o inflamación muy severa puede sangrar con la manipulación más mínima, incluso con el coito. Las lesiones pueden venir dadas por verrugas de VPH intravaginales, daños al hacer duchas vaginales, entre otros. Mientras que, la inflamación puede ser por causa de infecciones vaginales.
Si la paciente presenta placenta previa, una complicación del embarazo los tactos están contraindicados. Una fricción por pequeña que sea causará un sangrado bastante problemático. Por eso, a ninguna mujer que presente sangrado en el segundo trimestre se le hace tacto, hasta confirmar con ecografía que no se trata de placenta previa.
En las primeras semanas de embarazo, cuando se realiza el primer tacto vaginal el cuello del útero se encuentra cerrado e impenetrable. Es imposible herir a tu bebé en esta condición. Además, el feto es muy pequeño y se encuentra implantado en la pared posterior de tu útero, donde los dedos del examinador no llegan. Durante el último mes, cuando es posible que se te realice otro tacto, tampoco hay forma de herir al bebé. Todavía el cuello uterino no es permeable y los dedos del médico nunca podrán tocarlo directamente.
Conforme avanza el trabajo de parto el obstetra, ahora sí, podrá sentir la cabeza, frente, cara, pies o nalgas de tu bebé (según la posición en la que venga). Aún aquí las probabilidades de lastimarlo también son pocas porque el tacto es un examen sutil que no busca causar daño.
En algunas situaciones se puede inducir contracciones uterinas con el tacto, y estás si son lo suficientemente fuertes pudieran iniciar el trabajo de parto. Por este motivo, solo se realiza el tacto al comienzo del embarazo para descartar anomalías, en las últimas semanas y durante el parto.
A una mujer que tenga amenaza de parto pretérmino o embarazos múltiples no se le realiza tacto y en ocasiones hasta se prohíbe el coito. La estimulación del cuello uterino, con cualquiera de esas prácticas puede generar contracciones uterinas efectivas, y eso no es lo que se quiere.
Ahora, si la embarazada tiene ya 41 semanas de gestación y aún no hay indicios de que inicie el parto, se le puede estimular con el tacto. En estos casos se busca, si es posible, y si hay un poco de dilatación, estimular el interior de cuello uterino para despertar al útero. Recuerda que un bebé postérmino, mayor a 40 semanas tiene altos riesgos de enfermar y morir. Por eso, se debe inducir el parto.
Son muchas las personas que hablan en los blogs, foros y redes sociales sobre las complicaciones y problemas del tacto. Pero, ¿Es cierto todo lo que dicen? ¿Cuáles son los verdaderos riesgos de practicar el tacto vaginal en el embarazo? ¿Este procedimiento puede afectar al bebé? Se desaconseja cuando la bolsa amniótica se rompe, y permanece así de 12 a 18 horas. Si el médico decide proceder con un tacto vaginal solo causaría un infección. Cuando la infección se produce, la paciente experimenta fiebre materna, y el bebé; el aumento de la frecuencia fetal por encima de los 170 latidos por minuto.
Esta es una de las dudas sobre el tacto vaginal en el embarazo y es que la posibilidad de infección es uno de los problemas más mencionados. Pero, la verdad, es que no es más que un mito. En condiciones normales la vagina tiene sus propios mecanismos de defensa contra patógenos externos, el cual funciona muy bien. La carga bacteriana inoculada debe ser bastante grande para vencer esta protección.
Además de eso, el médico que va a practicar esta exploración se coloca guantes estériles. Estos son guantes que tras varios procesos ofrecen la garantía de no tener microorganismos patógenos sobre el material.
Existe mayor riesgo de contraer una infección a través del coito que por medio de un tacto vaginal. Excepto cuando la mujer embarazada presenta ruptura de membranas. En esta situación la tasa de riesgo de infección de genitales, membranas y líquido amniótico puede aumentar. Por ello, se realizan muy pocos tactos durante el trabajo de parto, solo los necesarios para estimar la dilatación y postura del feto. De cualquier forma infórmate sobre el procedimiento cuando acudas a la consulta de tu especialista.
No se debe sangrar al tacto vaginal. El uso de guantes y lubricación al realizar el tacto disminuye la fricción de los dedos contra las paredes vaginales y por lo tanto no causa lesiones.
Ahora, si la paciente tiene un ectropión del embarazo, alguna lesión en las paredes vaginales o inflamación muy severa puede sangrar con la manipulación más mínima, incluso con el coito. Las lesiones pueden venir dadas por verrugas de VPH intravaginales, daños al hacer duchas vaginales, entre otros. Mientras que, la inflamación puede ser por causa de infecciones vaginales.
Si la paciente presenta placenta previa, una complicación del embarazo los tactos están contraindicados. Una fricción por pequeña que sea causará un sangrado bastante problemático. Por eso, a ninguna mujer que presente sangrado en el segundo trimestre se le hace tacto, hasta confirmar con ecografía que no se trata de placenta previa.
En las primeras semanas de embarazo, cuando se realiza el primer tacto vaginal el cuello del útero se encuentra cerrado e impenetrable. Es imposible herir a tu bebé en esta condición. Además, el feto es muy pequeño y se encuentra implantado en la pared posterior de tu útero, donde los dedos del examinador no llegan. Durante el último mes, cuando es posible que se te realice otro tacto, tampoco hay forma de herir al bebé. Todavía el cuello uterino no es permeable y los dedos del médico nunca podrán tocarlo directamente.
Conforme avanza el trabajo de parto el obstetra, ahora sí, podrá sentir la cabeza, frente, cara, pies o nalgas de tu bebé (según la posición en la que venga). Aún aquí las probabilidades de lastimarlo también son pocas porque el tacto es un examen sutil que no busca causar daño.
En algunas situaciones se puede inducir contracciones uterinas con el tacto, y estás si son lo suficientemente fuertes pudieran iniciar el trabajo de parto. Por este motivo, solo se realiza el tacto al comienzo del embarazo para descartar anomalías, en las últimas semanas y durante el parto.
A una mujer que tenga amenaza de parto pretérmino o embarazos múltiples no se le realiza tacto y en ocasiones hasta se prohíbe el coito. La estimulación del cuello uterino, con cualquiera de esas prácticas puede generar contracciones uterinas efectivas, y eso no es lo que se quiere.
Ahora, si la embarazada tiene ya 41 semanas de gestación y aún no hay indicios de que inicie el parto, se le puede estimular con el tacto. En estos casos se busca, si es posible, y si hay un poco de dilatación, estimular el interior de cuello uterino para despertar al útero. Recuerda que un bebé postérmino, mayor a 40 semanas tiene altos riesgos de enfermar y morir. Por eso, se debe inducir el parto.
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