Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo y lo rápido que crecen nuestros pequeños. Ayer acababan de nacer y hoy ya necesitan de la ablactación o la alimentación complementaria para seguir desarrollándose. Te contamos paso a paso qué es la ablactación y cómo quitar el hábito de la lactancia materna sin repercusiones.
Las necesidades nutricionales de tu bebé aumentan y su cuerpo pide la introducción de ingredientes nuevos para seguir creciendo. De eso se trata la ablactación, de ir incluyendo poco a poco en su dieta nuevos sabores y nuevas texturas.
Por lo tanto, la ablactación es la introducción de alimentos sólidos en la dieta del bebé que debe llevarse a cabo de manera suave y paulatina, e iniciarse en su sexto mes de vida.
La leche materna es el alimento ideal para los primeros meses de vida de tu hijo.
La lactancia materna es la mejor fuente de alimentación por sus ventajas fisiológicas, inmunológicas, higiénicas y psicológicas, suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de niños normales.
No obstante, a medida que tu hijo vaya creciendo será necesario ir combinando la lactancia materna con la alimentación complementaria.
La introducción de nuevos alimentos debes hacerla muy poco a poco, dándole al bebé pequeñas pruebas de nuevos sabores y texturas. Empieza de media a una cucharadita aumentando gradualmente e incluyendo un alimento nuevo cada 5-7 días o cuando ya el niño haya aceptado el anterior.
Es mejor que prepares los nuevos alimentos de la forma más casera posible y sin complementos adicionales como azúcar, sal, etc.
Hay que tener en cuenta que no todos los bebés son iguales, ni se adaptan de la misma manera a los cambios.
Para empezar con la ablactación hay que tener en cuenta algunas características como peso, desarrollo, actividad y apetito. La selección de los primeros alimentos complementarios estará basada en la capacidad de ser aceptados y digeridos por el bebé de forma adecuada.
El cambio de alimentación te va a suponer de mucha paciencia, no te preocupes nosotros te ayudamos.
Empieza con las frutas, ya que aportan energía por ser fuentes de carbohidratos, vitaminas como la A y la C, minerales, antioxidantes y fibras que garantizan la adecuada digestión y asimilación.
Los purés de frutas y vegetales aportan los nutrientes propios y necesarios en esta etapa de la vida del bebé, y pueden ser fortificados con otros como el hierro.
Introduce en la etapa de la ablactación los cereales sin trigo porque contiene una proteína (gluten) que puede originar problemas inmunológicos de intolerancia a nivel intestinal (intolerancia al gluten). Los cereales aportan proteínas, minerales, vitaminas del complejo B y ácidos grasos esenciales.
Empieza con la carne de pollo, ya que es más fácil de digerir. Las carnes aportan proteínas de calidad por contener todos los aminoácidos esenciales, minerales como hierro y zinc y vitaminas, entre ellas las del complejo B.
Puedes añadir en este mes a la dieta del niño la yema del huevo, siempre cocida, rica en proteínas, grasas, ácidos grasos esenciales, minerales como hierro y vitaminas, especialmente del complejo B.
Se introducen derivados de la leche y dulces caseros, pero sin la clara del huevo, porque aún no es asimilada por el sistema enzimático del bebé.
Añade derivados lácteos ricos en proteínas, fósforo y especialmente calcio.
Puedes ofrecerle al bebé alimentos que, por su contenido, han necesitado de una mayor madurez digestiva para ser procesados adecuadamente.
El niño puede ya complementar su dieta.
La lactancia materna la principal fuente de alimentos a estas edades, debe ser exclusiva en los primeros 6 meses de vida y complementada con una alimentación reglada posterior. La ablactación o alimentación complementaria siempre ha de estar supervisada por tu pediatra.
Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo y lo rápido que crecen nuestros pequeños. Ayer acababan de nacer y hoy ya necesitan de la ablactación o la alimentación complementaria para seguir desarrollándose. Te contamos paso a paso qué es la ablactación y cómo quitar el hábito de la lactancia materna sin repercusiones.
Las necesidades nutricionales de tu bebé aumentan y su cuerpo pide la introducción de ingredientes nuevos para seguir creciendo. De eso se trata la ablactación, de ir incluyendo poco a poco en su dieta nuevos sabores y nuevas texturas.
Por lo tanto, la ablactación es la introducción de alimentos sólidos en la dieta del bebé que debe llevarse a cabo de manera suave y paulatina, e iniciarse en su sexto mes de vida.
La leche materna es el alimento ideal para los primeros meses de vida de tu hijo.
La lactancia materna es la mejor fuente de alimentación por sus ventajas fisiológicas, inmunológicas, higiénicas y psicológicas, suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de niños normales.
No obstante, a medida que tu hijo vaya creciendo será necesario ir combinando la lactancia materna con la alimentación complementaria.
La introducción de nuevos alimentos debes hacerla muy poco a poco, dándole al bebé pequeñas pruebas de nuevos sabores y texturas. Empieza de media a una cucharadita aumentando gradualmente e incluyendo un alimento nuevo cada 5-7 días o cuando ya el niño haya aceptado el anterior.
Es mejor que prepares los nuevos alimentos de la forma más casera posible y sin complementos adicionales como azúcar, sal, etc.
Hay que tener en cuenta que no todos los bebés son iguales, ni se adaptan de la misma manera a los cambios.
Para empezar con la ablactación hay que tener en cuenta algunas características como peso, desarrollo, actividad y apetito. La selección de los primeros alimentos complementarios estará basada en la capacidad de ser aceptados y digeridos por el bebé de forma adecuada.
El cambio de alimentación te va a suponer de mucha paciencia, no te preocupes nosotros te ayudamos.
Empieza con las frutas, ya que aportan energía por ser fuentes de carbohidratos, vitaminas como la A y la C, minerales, antioxidantes y fibras que garantizan la adecuada digestión y asimilación.
Los purés de frutas y vegetales aportan los nutrientes propios y necesarios en esta etapa de la vida del bebé, y pueden ser fortificados con otros como el hierro.
Introduce en la etapa de la ablactación los cereales sin trigo porque contiene una proteína (gluten) que puede originar problemas inmunológicos de intolerancia a nivel intestinal (intolerancia al gluten). Los cereales aportan proteínas, minerales, vitaminas del complejo B y ácidos grasos esenciales.
Empieza con la carne de pollo, ya que es más fácil de digerir. Las carnes aportan proteínas de calidad por contener todos los aminoácidos esenciales, minerales como hierro y zinc y vitaminas, entre ellas las del complejo B.
Puedes añadir en este mes a la dieta del niño la yema del huevo, siempre cocida, rica en proteínas, grasas, ácidos grasos esenciales, minerales como hierro y vitaminas, especialmente del complejo B.
Se introducen derivados de la leche y dulces caseros, pero sin la clara del huevo, porque aún no es asimilada por el sistema enzimático del bebé.
Añade derivados lácteos ricos en proteínas, fósforo y especialmente calcio.
Puedes ofrecerle al bebé alimentos que, por su contenido, han necesitado de una mayor madurez digestiva para ser procesados adecuadamente.
El niño puede ya complementar su dieta.
La lactancia materna la principal fuente de alimentos a estas edades, debe ser exclusiva en los primeros 6 meses de vida y complementada con una alimentación reglada posterior. La ablactación o alimentación complementaria siempre ha de estar supervisada por tu pediatra.
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