Comer la placenta de tu bebé es una práctica ancestral que en España no ha sido muy difundida; pero se considera muy beneficiosa debido a sus nutrientes, e incluso algunos estudios han revelado que gracias a este órgano los efectos de la depresión post parto serían menores.
Entendiendo el rechazo que a muchas parejas les causa esta práctica, el mercado ha puesto a la venta un kid para encapsular la placenta en su propio hogar. Es muy fácil de utilizar y ciertamente menos impresionante.
La placenta contiene estrógenos y progesterona. Al ingerir estas hormonas se reducen las posibilidades de sufrir una hemorragia postparto, pues ayuda a que el músculo uterino se contraiga, y al hacerlo la cantidad de sangre que dejó la placenta al desprenderse no llegaría a la superficie. La vitamina K es otro de sus componentes, considerado un importante antihemorrágico.