Muchas mamás y papás primerizos se preguntan cuándo se empieza a notar el bebé en el vientre materno. Sentir las primeras pataditas del bebé es uno de los momentos más especiales del embarazo y está muy ligado a la estimulación prenatal. Hablar al bebé, escuchar música con él o leerle un cuento son algunas de las actividades que proponen los expertos para sentirlo antes de nacer, pero lo cierto es que el bebé es capaz de percibir los estímulos externos incluso antes del cuarto mes de embarazo y los movimientos fetales son más precisos a medida que va creciendo dentro del útero.
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¿Cuándo siente el bebé los estímulos externos?
Ya hemos comentado en más de una ocasión que cada embarazo es diferente y que cada mujer experimenta distintas sensaciones a lo largo de la gestación. Aunque el desarrollo embrionario se desarrolla de forma similar entre todos los bebés, es conveniente tener en cuenta que cada niño se mueve de una forma diferente, ya sea en frecuencia, regularidad e intensidad, principalmente. Exactamente igual que sucederá cuando ese bebé nazca.
Mercedes Andrada, pedagoga musical y musicoterapeuta, explica que "el movimiento del bebé en el vientre materno va a ser un claro reflejo de la respuesta ante un estímulo", pero recuerda que "realmente el bebé recibe esa estimulación dentro del útero incluso cuando todavía es muy pequeño". Es decir, "que nosotros no podamos ver o captar esas sensaciones o esas respuestas por parte del bebé no quiere decir que no esté percibiendo los estímulos del exterior", como puede ser una canción o la propia voz de los papás.
Para ello, existen programas de estimulación prenatal que marcan, en base al desarrollo habitual de los sentidos de los bebés dentro del útero materno, una serie de actividades o ejercicios que pueden ayudarles a tejer esa red fundamental de conexiones neuronales que serán la base de su desarrollo posterior, una vez que nazca.
Además, dentro de estos programas se tiene en cuenta el estado emocional y el ambiente en el que la mamá vive su embarazo, algo que se demuestra cada vez con estudios más claros que influye en el desarrollo del bebé a corto y largo plazo, en ocasiones de modo muy intenso.
