La llamada infección puerperal se produce en los órganos genitales por la presencia de microorganismos ubicados muy cerca al canal del parto, los cuales se deslizan hacia los órganos genitales tras el nacimiento del bebé o tras de un aborto.
Entre las circunstancias que dan origen a su ocurrencia encontramos la deshidratación de la madre, hemorragias de consideración, un trabajo de parto con complicaciones además de prolongado, rotura prematura de las bolsas, una deficiente higiene durante el parto y el puerperio o irritaciones cutáneas en el canal del parto.
Cuando la mucosa que recubre el útero se infecta viene acompañada de fiebres, dolor abdominal, escalofríos, olor desagradable; el ritmo cardiaco aumenta y las pérdidas de sangre se tornan con un desagradable olor. Si el malestar se produce en la vulva, es posible que se deba a desgarros durante el parto.
Los síntomas de la infección puerperal se manifiestan 4 ó 5 días tras la operación y requiere de una rápida atención médica para evitar la propagación sobre todos los órganos genitales