La ecografía 5D es considerada el último avance en las ecografías de diagnóstico. La ecografía 5D es muy similar a la ecografía 4D, es decir, es un tipo de ultrasonido que permite captar imágenes tridimensionales en movimiento y en tiempo real del feto dentro del vientre materno. No obstante, la diferencia entre la ecografía 4D y 5D está en que gracias a las ecografías 5D podemos obtener imágenes más nítidas y con mayor resolución, al mismo tiempo que se establecen tonos de sombras que aportan un aspecto más realista de la cara y el cuerpo del bebé. Es una prueba de embarazo muy reveladora y que seguro que te dejará con ganas de conocer más información del bebé.
Las ecografías 5 D suponen un complemento de las ecografías 2D para diagnosticar posibles anomalías. Es posible detectar problemas y repetir mediciones, así como almacenar datos de volumen y evaluar los flujos sanguíneos del bebé que está en camino. También permite repetir el procedimiento las veces que haga falta, sin dañar ni a la mamá ni al bebé.
¿Cómo se ve una ecografía 5D?
Como ya hemos señalado, la ecografía 5 D es muy parecida a la ecografía 4D, solo que la eco 5D permite obtener imágenes más nítidas y vívidas, de manera que parece que tenemos al bebé delante. También permite percibir una totalidad de la piel totalmente natural y captar con precisión los gestos y los rasgos más característicos del bebé.
En general, se recomienda hacer las ecografías 5D al principio del tercer trimestre de embarazo, es decir, entre las semanas 24 y 30, para obtener las mejores imágenes. A partir de este momento, ya podremos distinguir su cabeza, sus extremidades y los rasgos de la cara.