Mientras esperas la llegada de tu bebé puedes disfrutar de un merecido descanso en el mar. Aunque dependiendo de la semana de embarazo de la que estés, tendrás que tomar más precauciones que otras, pero no tienes porque renunciar al placer de pasar las vacaciones en la playa, salvo que lo indique tu médico o ginecólogo. Lo más importante es cuidar la hidratación, ya que algunos síntomas del embarazo como son los mareos, náuseas o bajadas de tensión empeoran si no estás convenientemente hidratada.
Aquí te damos algunos consejos para que disfrutes de la playa cuidando tu salud y la de tu bebé:
- Si viajas en coche, haz descansos de vez en cuando para estirar las piernas y orinar.
- Bebe abundante agua ya que mantendrás el cuerpo hidratado aportando una cantidad suficiente de líquidos; agua, zumos, batidos, etc.
- Sólo ingiere alimentos que tengas la seguridad que han sido bien refrigerados. Como frutas y verduras, bien lavadas, ya que ayudarán a mantenerte hidratada y además son muy refrescantes.
- Debes protegerte bien del sol, no debes exponerte demasiado tiempo y es ideal que concurras en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. No te expongas directamente a los rayos del sol y los primeros días es conveniente que utilices en el cuerpo y la cara una crema con factor protector alto (35 para arriba), y en los días siguientes ir decreciéndolo. Si la temperatura es sofocante no es recomendable que te quedes, es preferible que vayas a algún lugar fresco a descansar y volver cuando la temperatura haya descendido.
- Los paseos por la orilla irán genial para combatir la retención de líquidos, con la piel y la cabeza protegida para evitar insolaciones, disfruta de paseos mojándote los pies con el agua del mar. Las caminatas se recomienda hacerlas sólo a horas muy tempranas de la mañana o tarde en el ocaso, caminando en arena firme pero cerca de la orilla y no en arena seca, porque supone un mayor esfuerzo y es más cansado. Es importante que te detengas a descansar todas las veces que sean necesarias.
- Cuando te bañes en el mar no nades donde no hagas pie, aunque seas buena nadadora, porque la embarazada está expuesta frecuentemente a calambres en las piernas y esto puede ser peligroso. Hay que tener cuidado con las olas grandes y fuertes, y asegúrate de que no golpeen contra tu barriga. Puedes nadar donde hagas pie porque te ayudará con la retención de líquidos.
