El embarazo provoca cambios y transformaciones en prácticamente todos los sistemas de la madre: circulatorio, digestivo e incluso en la respiración. Una de las molestias del embarazo más frecuentes es la disnea o respiración corta.
A lo largo del embarazo es posible que notes que te cambia ligeramente el tono de la voz o que tienes ciertas dificultades para respirar por la nariz. Es normal. Las modificaciones hormonales debidas al embarazo a veces provocan una congestión pasajera de la mucosa de la laringe, la tráquea y los bronquios.
Además, durante la última parte del embarazo, disminuyen el tono y la actividad de los músculos abdominales. El útero ha ido empujando poco a poco hacia arriba el músculo esencial de la respiración, el diafragma, lo que reduce sus movimientos; la respiración pasa a ser alta o torácica. Por ello, puedes poner en práctica algunas de las técnicas de respiración de yoga para embarazadas y aprender a respirar de la mano de esta modalidad.
Por otra parte, la madre también respira por su bebé, cuyos pulmones no funcionarán hasta el parto; en cada inspiración, hay que obtener entre un 10 y un 15% de aire más de lo normal sin acelerar la respiración. Esta hiperventilación tiene, además, la ventaja de beneficiar al feto ya que hace bajar la presión de dióxido de carbono.