Tener náuseas y vómitos durante el embarazo, sobre todo, en los tres primeros meses es totalmente normal. Sin embargo, cuando este problema se acentúa y se agrava es necesario un tratamiento especial. Estos son los síntomas de la hiperémesis gravídica.
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¿Qué es la hiperémesis gravídica?
La definición de la hiperémesis gravídica en el embarazo consiste por unas náuseas y vómitos severos a lo largo del periodo de gestación. Llegar a vomitar hasta 30 veces al día no es nada agradable. Además, esta molestia o enfermedad puede llevar a una serie de dolencias que perjudiquen el embarazo.
Los casos más graves de toxemia en el embarazo o de hiperémesis gravídica a menudo requieren una estancia en el hospital para que la madre puede recibir líquidos y nutrición a través de una vía intravenosa para evitar los vómitos excesivos en el embarazo.
Sintomatología de la hiperémesis gravídica
Como ya hemos dicho esta dolencia se caracteriza por náuseas y vómitos casi constantes durante el periodo de gestación. Las náuseas del embarazo pueden causar una disminución del apetito. Esto es diferente a la verdadera hiperémesis debido a que las personas, generalmente, todavía son capaces de comer y beber líquidos algunas veces.
Los síntomas de la hiperémesis gravidorum son mucho más graves y pueden repercutir negativamente en el bebé. Estos pueden incluir:
- Náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo
- Mucha más salivación de lo normal
- Pérdida de peso
- Deshidratación en el embarazo
- Insomnio
- Signos de deshidratación, como orina oscura, piel seca, debilidad, mareos o desmayos
- Estreñimiento
- Incapacidad para ingerir cantidades adecuadas de líquidos o alimentos
En el caso de tener la hiperémesis gravídica podría dañar al bebé, por lo que es recomendable que acudas a tu especialista para que te dé un tratamiento y tome medidas para que las náuseas excesivas no se alarguen en el tiempo.
Los síntomas de la hiperémesis gravídica suelen aparecer entre las 4-6 semanas de embarazo y pueden alcanzar su punto máximo entre 9-13 semanas. La mayoría de las mujeres reciben un poco de alivio entre las semanas 14-20, aunque hasta el 20% de las mujeres puede requerir la atención de la hiperémesis todo el resto de su embarazo.
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Causas de la hiperémesis gravídica
Se cree que estas náuseas severas es causada por un aumento en los niveles de hormonas, sin embargo, la causa absoluta es aún desconocido. Aunque es cierto que se asocia esta dolencia a ciertos factores, tales como:
- Altos niveles de gonadotropina coriónica humana, una hormona esencial para el desarrollo del embarazo. Los altos niveles de esta hormona pueden excitar la parte del cerebro que controla el vómito, que entonces se desencadena con más facilidad. Esta situación es típica del embarazo molar.
- Embarazo múltiple, donde los cambios hormonales y la presión abdominal son mayores.
- Presión abdominal. La presión sobre esta zona hace que el contenido gástrico tenga una predisposición a ascender por el esófago en forma de vómito o reflujo ácido.
- Dieta rica en grasas. Las grasas saturadas, y sobre todo las de origen animal, se han relacionado con un mayor riesgo de padecer hiperémesis gravídica.
- La obesidad. Las embarazadas que tengan un índice de masa corporal mayor de 30 kg/m2, presentan un riesgo mucho mayor de hiperémesis gravídica.
- Motivos psicológicos de rechazo al embarazo. Son pocos los casos que tienen su origen en esta causa, en la mayoría de las ocasiones, por el contrario, el rechazo al embarazo es más bien una consecuencia del malestar que provocan los vómitos. No obstante, los casos graves de hiperémesis gravídica sí pueden provocar alteraciones psicológicas posteriores, la más frecuente, la depresión.
Las náuseas del embarazo casi siempre se pueden controlar evitando los alimentos desencadenantes que ocasionan el problema y bebiendo muchos líquidos cuando los síntomas desaparecen para permanecer hidratada. Si estos síntomas se agravan y permanecen en el tiempo es importante consultar este problema con su médico.
