Es inevitable que durante el embarazo las futuras madres piensen en las posibles complicaciones que pueden afectarles, por ello surge la necesidad de informarse bien sobre los síntomas de las mismas y los peligros que corren. Esta semana os contamos más sobrte los tipos de preeclampsia y la existencia de la preeclampsia en la etapa del postparto.
Existen diferentes tipos de preeclampsia y cada uno de ellos tiene una sintomatología, una gravedad y un tratamiento diferentes que deben ser conocidos de antemano.
La preeclampsia supone hipertensión en el embarazo y, a grandes rasgos, conlleva fuertes dolores de cabeza, hinchazón de todo el cuerpo, ganas de orinar frecuentes, náuseas y vómitos aún sin encontrarse en las primeras semanas de embarazo.
Los tipos de preeclampsia en el embarazo y el puerperio
Preeclampsia leve
Se le detecta preeclampsia leve a una embarazada cuando su presión arterial está entre los 140/ 90 mmHg y 159/ 109 mmHg.
El tratamiento que se sigue para la preeclampsia leve no supone ningún tipo de trastorno neurológico, es de reposo en casa, llevando una dieta blanda, sin consumir sal que afecta negativamente a la tensión y tomando el medicamento recetado previamente por el médico que no afecte a la salud del bebé.
Existen diferentes tipos de preeclampsia que pueden tener síntomas neurológicos o no, siendo incluso necesario el ingreso de la mujer embarazada en el caso de la preeclampsia severa.
Preeclampsia severa
La preeclampsia severa supone, a diferencia de la preeclampsia leve, síntomas neurológicos, y se detecta cuando la presión arterial de la embarazada es mayor a 160/ 110 mmHg.
En este caso, tras ser detectada, requiere de un ingreso en el hospital para tener controlada a la embarazada y evitar las convulsiones, por lo que se le administra medicación para ello. A partir de este momento tendrá un seguimiento más estricto de su embarazo y su estado de salud para evitar posibles problemas en la gestación.
Preeclampsia y eclampsia
Mientras la preeclampsia se traduce como tensión alta en las mujeres de un embarazo a partir de la semana 20, la eclampsia es la intoxicación de la preeclampsia, lo que supone un riesgo mayor tanto para la madre como para el bebé. Su solución en la mayoría de los casos pasa por provocar el parto.
La preeclampsia no diagnosticada a tiempo puede desencadenar en eclampsia, que supone una intoxicación y cuya solución pasa por provocar el nacimento del bebé.
La eclampsia puede suponer pérdida de conciencia e incluso de respiración, así como dificultad en la visión.
Pero la preeclampsia no solo se puede dar durante el embarazo, sino que también puede tener efectos en el postparto.
La preeclampsia en el postparto puede aparecer hasta 6 semanas tras dar a luz y debe de ser diagnosticada con rapidez ya que en muchas ocasiones se piensa que los dolores de cabeza son consecuencia del parto y pueden desencadenar en una eclampsia.
El síndrome Hellp
El síndrome de Hellp significa en inglés hemólisis, es un aumento de enzimas hepáticas y trombocitopenia.
Se trata de una de las principales complicaciones graves que puede sufrir una mujer durante el embarazo y las cifras demuestran que al menos un 10% de los embarazos afectados por preeclampsia severa y eclampsia están también afectados por el Síndrome Hellp.
Esta dolencia afecta a la sangre y debe ser tratada de urgencia , ya que puede requerir del mismo tratamiento que para la eclampsia pero con la diferencia de que en muchas ocasiones requiere incluso transfusiones de sangre.
Además, el síndrome Hellp suele presentar un cuadro de convulsiones. También puede verse afectado durante los dos días siguientes a que la mujer de a luz.
Dado que la eclampsia, el síndrome Hellp y la preeclampsia puede desarrollarse en la etapa postparto, es conveniente ser conscientes de los diferentes tipos de preeclampsia y saber diagnosticarla a tiempo para prevenir mayores complicaciones.