Cerca de un 4% de mujeres, que hasta este momento ni sabían lo que era la tiroides o conocían sus importantes funciones, se someterán a un diagnóstico y tratamiento del hipotiroidismo en el embarazo. Es importante que entiendan la seriedad de este problema sin perder de vista que, si se siguen las indicaciones del médico, todo se desarrollará sin complicaciones en el embarazo ni consecuencias ni para ellas, ni para sus hijos.
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El hipotiroidismo implica que el rendimiento de esta glándula es menor del normal, produciéndose un déficit de hormonas tiroideas. En principio, no hay grandes diferencias sobre cómo tratar el hipotiroidismo en el embarazo respecto del tratamiento genérico, aunque sí se pueden dar ciertos matices en la mujer embarazada que ahora veremos.
Cómo tratar el hipotiroidismo en la mujer embarazada
Uno de los mayores problemas es que se trata a un porcentaje pequeño de las embarazadas con hipotiroidismo y que presentan los síntomas de la tiroides en el embarazo, según datos de estudios estadounidenses sólo entorno al 15%. Su asintomatía explica en gran medida que esta enfermedad no se diagnostique. Por eso, el primer instrumento de este tratamiento es la detección mediante un análisis de sangre específico para la hormona estimulante del tiroides, la TSH, y para la T4. Hay hipotiroidismo si el nivel de la TSH es alto y la concentración de T4 baja. Esta prueba médica del embarazo debe hacerse lo antes posible, en la primera cita médica o en la semana 9 del embarazo.
Una vez que se confirma la patología, se inicia la prescripción de levotiroxina, una hormona sintética que sustituye las funciones de la tiroidea. Esta es la forma de combatir el hipotiroidismo en el embarazo tanto grave como el leve. Lo habitual es que se tome durante todo el embarazo y también mientras dure la lactancia. Pero, hay algunos aspectos específicos en las embarazadas que conviene que conozcas.
Si bien hay que empezar tranquilizando a las mujeres respecto a la seguridad y falta de secuelas que tiene ingerir levotiroxina durante la gestación, no es menos importante que estén bajo control del especialista todo el tiempo. Porque la parte esencial de cómo tratar el hipotiroidismo en la mujer embarazada es la obligatoriedad de un seguimiento estricto, con analíticas regulares, cada 6 u 8 semanas, que sirven para ir ajustando la dosis según la necesidad de cada momento.
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Este tratamiento es igual para las mujeres en el embarazo que ya presentaban hipotiroidismo antes de quedarse embarazadas como para aquellas a las que se les presenta el problema en esta etapa. En el primer caso, se aumentará la dosis que se tomaba antes del embarazo. Para las segundas es esencial acertar con la cantidad justa, que se tomen la mínima que garantice el funcionamiento de la tiroides.
No hay todavía estudios concluyentes pero ciertas estadísticas estarían indicando un aumento de riesgo de preeclampsia entre las mujeres que toman la fórmula sintetizada de la hormona. De ahí que todos los médicos cuiden al detalle la dosis de levotiroxina que prescriben a sus pacientes embarazadas.
Además, no se puede dejar de destacar el papel esencial del yodo en el embarazo y la lactancia materna en este tema. Es imprescindible garantizar que la mujer ingiere la cantidad que necesita de esta sustancia, vital para el funcionamiento de la glándula tiroides. Una dieta para embarazadas con hipotiroidismo debe ser rica en yodo, ya incluso cuando se está pensando en el embarazo, debe incluir alimentos de origen marino que son los más ricos en yodo como: pescado, marisco, leche y sal yodada.
Algunos especialistas defienden la conveniencia de que suplemente a las embarazadas con una dosis adicional de yodo, del mismo modo que se hace con el ácido fólico, desde el momento que se planifica el embarazo. De momento, esta medida no se ha incorporado. Sí forma parte del tratamiento del hipotiroidismo en el embarazo. Lo importante es seguir sin descuidos las indicaciones de tu médico.
